Nadie conocía al dueño del vehículo estacionado allí, con lo cual los oficiales de la Policía de Nueva York decidieron romper la ventana trasera y abrir el vehículo para rescatar a la mujer. Foto: Policía de Nueva York / Infobae
El pasado viernes,16 de diciembre de 2016, una mujer llamó al servicio de emergencias de Estados Unidos. Había pasado junto a un vehículo en el que se encontraba una adulta mayor. La temperatura estaba bajo los 0 grados centígrados ese día y la mujer no reaccionaba.
Ante la alerta, un vehículo policial llegó al lugar en Hudson. Los agentes descubrieron que el automóvil estaba cubierto por una capa de nieve y sospecharon que la mujer, que tenía una máscara de oxígeno colocada en su boca y nariz había, aparentemente, muerto congelada.
Nadie conocía al dueño de ese vehículo estacionado allí, con lo cual los oficiales presentes decidieron romper la ventana trasera y abrir el automóvil para rescatar a la mujer. Sin embargo, cuando irrumpieron en él se llevaron una increíble sorpresa.
El dueño del auto no podía creer que los oficiales hubieran roto la ventana de su auto para “rescatar” a un maniquí. Foto: Policía de Nueva York / Infobae
Se trataba de un maniquí “muy realista” que alguien había colocado en la parte delantera del automóvil con una máscara en su boca. El muñeco era tan vívido que ni siquiera los policías pudieron distinguirlo. Al parecer el maniquí era utilizado para entrenamiento de ejercicios de resucitación (RCP).
Posteriormente se descubrió que el vehículo pertenece al gerente de una empresa que se dedica a la venta de suplementos medicinales.
El dueño del auto no podía creer que los oficiales rompieron la ventana de su auto para “rescatar” a un maniquí. Sin embargo, el jefe de Policía de Hudson fue determinante al responder la queja del gerente.
“Para ser claros, todos los ciudadanos de Hudson deben saber que si aparcan su vehículo en la calle en una noche con temperaturas bajo cero con un maniquí a tamaño real muy real sentado en su interior… vamos a romper sus ventanas”, indicó Edward Moore.