Los personajes femeninos han encontrado en la ilustración a una vía para mostrarse ante los lectores.
Por siglos, el gran acompañante de la literatura ha sido la ilustración. Animales, monstruos, hombres, montañas, brujas… Todo personaje o paisaje potente y digno de ser dibujado ha ocupado alguna de las páginas de los libros que ahora se resguardan en anaqueles públicos y privados.
En vísperas de la celebración del Día de la Mujer, vale revisar cómo ellas han sido representadas gráficamente en novelas, cuentos, poemas y demás. Y una primera pista para esta empresa tiene como exponente a Gustav Doré, quien a lo largo del siglo XIX se dedicó a ilustrar pasajes bíblicos así como a los clásicos de la literatura del momento.
En el caso de los personajes femeninos, en su estilo se puede notar que, en muchos de los casos, ellas son dibujadas cual si estuviesen desprotegidas; como mujeres tímidas y, hasta cierto punto, débiles.
Pero el paso del tiempo ha permitido repensar cómo dibujar a los personajes literarios femeninos. Esto se puede notar claramente en las ilustraciones del último siglo. Por ejemplo, cuando el artista francés Francis Picabia ilustró a Clarissa Dalloway, personaje central de la novela ‘La señora Dalloway’, de Virginia Woolf, ella aparece como una mujer de rasgos fuertes, tal como se la proyecta en el libro de la afamada escritora inglesa.
Desde el contexto latinoamericano, la ilustración de personajes femeninos se ha nutrido de las facciones de las mujeres del continente. Frente a la extrema estilización de la ilustración femenina europea, a mediados del siglo XX el artista Alberto Nicaso elaboró 20 xilografías que acompañaron a una edición argentina de ‘Doña Bárbara’, novela del venezolano Rómulo Gallegos.
En estas imágenes, Doña Bárbara es representada con una mirada penetrante, detalle que permite percibir el carácter indomable de esta mujer del llano.
Con la extendida fama del manga, en la actualidad la representación de las mujeres en los libros ha cambiado en su estética. Muestra clara de ello son los dibujos que Young Kim realizó para el libro ilustrado de ‘Crepúsculo’, la saga de vampiros con la que Stephenie Meyer se posicionó mundialmente. Gráficamente, aquí los personajes femeninos tienen esos rasgos que hablan del mestizaje entre Oriente y Occidente.