Fallan varios relojes atómicos de los satélites Galileo

los relojes atómicos son elementos “muy importantes” para el buen funcionamiento del sistema de navegación por satélite europeo

los relojes atómicos son elementos “muy importantes” para el buen funcionamiento del sistema de navegación por satélite europeo

Los relojes atómicos son elementos “muy importantes” para el buen funcionamiento del sistema de navegación por satélite europeo. Foto: Archivo AFP

Varios relojes atómicos de algunos de los 18 satélites europeos Galileo están “averiados” pero “esto no afecta por el momento” al sistema de navegación, anunció el miércoles 18 de enero de 2017 la Agencia Espacial Europea (ESA) .

“Es un tema delicado” ya que los relojes atómicos son elementos “muy importantes” para el buen funcionamiento del sistema de navegación por satélite europeo, señaló el director general de la agencia, Jan Woerner, en rueda de prensa en París.

Este sistema de navegación, que busca competir con el estadounidense GPS (Global Positioning System), empezó a ofrecer sus servicios en diciembre. No obstante, para Woerner, no se trata de un “nuevo revés” para Galileo, que ha tenido que hacer frente a varios retrasos y problemas. Galileo “continúa” pero queremos ser “transparentes”, indicó.

Hasta ahora, han sido lanzados 18 satélites del sistema de navegación europeo Galileo. La constelación contará con un total de 30 satélites operativos (y dos de reserva) para 2020.

Los relojes atómicos de Galileo permiten alcanzar una gran precisión. Es por esta razón que cada satélite Galileo lleva a bordo por precaución cuatro relojes atómicos de dos tipos, uno conocido como “másers pasivos de hidrógeno” y el otro alimentado con rubidio.

Para que un satélite funcione correctamente, al menos uno de sus cuatro relojes debe funcionar. Nueve relojes de los 72 están averiados (6 másers pasivos de hidrógeno y 3 relojes atómicos de rubidio), dijo Woerner, señalando que “en cada satélite, al menos dos relojes funcionan”.

“Por el momento, gracias a la multiplicación de relojes, ningún satélite de la constelación está fuera de funcionamiento”, indicó.

La Agencia Espacial Europea está investigando las causas de estas averías. Los satélites en cuestión fueron lanzados en distintos momentos y los últimos, en órbita desde noviembre, fallaron algunos relojes.

¿Qué pasará con los próximos satélites?

“Debemos entender el funcionamiento de estos relojes atómicos”, fabricados por una compañía suiza, “aprender a utilizarlos”, indicó Woerner. Pese a esto, el director de la agencia dijo estar “personalmente” en contra de retrasar el lanzamiento de cuatro nuevos satélites Galileo previsto para el segundo semestre de 2017.

“Es un tema delicado”, aseveró. “Si esperamos y tenemos nuevas averías las capacidades del sistema podrían disminuir, pero si lanzamos nuevos satélites, podrían llevar a bordo relojes atómicos con problemas”.

Europa lanzó el 15 de diciembre su sistema de navegación por satélite, Galileo, que promete ofrecer a los usuarios una geolocalización más precisa que su rival estadounidense, el GPS.

Solo unos pocos privilegiados que poseen el único smartphone compatible con Galileo, el Aquaris X5 Plus del fabricante español BQ, reciben por el momento la señal del sistema de navegación.

Los usuarios podrán utilizar gratuitamente Galileo para encontrar una farmacia, el mejor itinerario para irse de vacaciones o controlar su zancada al correr. Pero habrá que tener paciencia para asistir a un llegada masiva de productos compatibles con Galileo.

El sistema europeo pretende ser más eficaz que sus competidores al ofrecer una geolocalización más precisa, con un margen de error inferior a un metro. Además, los relojes de los satélites de Galileo miden el tiempo con un margen de error de unas milmillonésimas de segundo, un servicio útil para los bancos, los seguros y los proveedores de energía.

Galileo es compatible con el GPS, y el usuario podrá acceder a los dos sistemas de forma simultánea y mejorar la calidad y la fiabilidad de su geolocalización. El proyecto, financiado por la Comisión Europea, se aprobó con un presupuesto inicial de
3 000 millones de euros y un plazo que preveía su lanzamiento en 2008.

Pero una serie de contratiempos llevaron su coste a más de
10 000 millones de euros y aplazaron su lanzamiento.

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