Las manos son las mejores herramientas del cuerpo humano. Los 27 huesos engranados, revestidos por nervios, tendones, arterias y venas, cumplen múltiples funciones, desde cargar pesados objetos hasta saludar y comer.
Pero también pueden ser víctima de graves secuelas. La sala de Cirugía Plástica, del hospital Luis Vernaza de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, reporta al menos 10 casos cada semana de cortes parciales, amputaciones totales por manipulación de máquinas y dinamita, hasta heridas causadas por anillos.
Pero el 12 de febrero atendieron un caso particular. Sergio Luna, de 18 años, sufrió el corte total de su mano derecha cuando manipulaba una máquina prensadora.
Por el tipo de accidente perdió el meñique, parte de las falanges distales de tres de sus dedos y parte del hueso carpo. Sin embargo, gracias a una cirugía de reimplante de mano, que se realizó por primera vez en este hospital, recuperó gran parte de la extremidad. Antes, en 2007, se realizó un procedimiento similar en un hospital de Quito.
Tras el éxito del tratamiento en Guayaquil, que fue presentado a los medios de comunicación, el paciente recibió el alta el miércoles pasado, después de 35 días de hospitalización. Se mostró sorprendido de lo que los médicos, a través de los avances científicos, pudieron lograr. Ahora deberá cumplir con terapia física, ocupacional y psicológica por un año.
No es la primera vez que Ecuador hace noticia por un procedimiento similar. El primer antecedente data de 1964.
A mediados de ese año, el reconocido cirujano Roberto Gilbert Elizalde (fallecido) fue parte de un equipo que hizo un trasplante de mano a un oficial de las Fuerzas Armadas, luego de que le estallara una bomba.
Entonces no había las condiciones para salvar el miembro perdido. Y la opción fue implantarle el de una persona fallecida, en medio de un estricto protocolo sanitario y autorizaciones legales. Primero se adhirieron los huesos de la mano y luego las arterias, nervios y tendones.
La intervención duró aproximadamente 12 horas. Luego el paciente fue trasladado a Estados Unidos para su recuperación, que no resultó como se esperaba. No obstante, el hecho no dejó de marcar un hito en la ciencia.
El procedimiento es complejo, porque si el órgano está demasiado tiempo sin tratamiento muere. También depende de la reacción que tenga el organismo, pues se corre el riesgo de un rechazo.
Recientemente, en 2013, se logró que un hombre recuperara la mano en China, luego de un accidente de trabajo. El proceso llamó la atención de los expertos. Durante un mes, los médicos pegaron su mano al tobillo para mantener vivos los tejidos. Luego la volvieron a colocar en su lugar.
El mismo año, en el hospital infantil de Boston, en Estados Unidos, se creó el primer programa pediátrico de manos para poder reemplazar esta extremidad en niños que la habían perdido.
En Guayaquil, la reciente intervención abre nuevas oportunidades. La cirujana plástica Lorena Escudero, quien dirigió al equipo, explica que se estableció un protocolo para aplicar reimplantes de pulgares, dígitos, mano parcial, también en casos de cortes a nivel del carpo o muñeca, antebrazo y a la altura del codo.
El tiempo es vital en estos procedimientos. No pueden pasar más de seis horas desde el accidente hasta el inicio de la revascularización o restablecimiento del flujo sanguíneo, por medio de la sutura de arterias y venas. En el caso del joven del hospital Luis Vernaza lo hicieron 3 horas con 40 minutos después del corte.
Para confirmar que todo marchaba bien con la revascularización, usaron un pulsioxímetro, un equipo que mide la frecuencia cardiaca y la saturación de oxígeno en la sangre. Los resultados fueron favorables, con buen pulso y niveles de oxígeno entre 99 y 96.
En la operación participaron nueve especialistas y duró seis horas. Para mayor precisión, los cirujanos usaron lentes de aumento, que amplían la visión de las diminutas arterias que tienen unos 2 mm. de diámetro.
Luego de esta cirugía vinieron otras dos. La segunda fue para colocar una placa de titanio desde el hueso radio hasta el segundo metacarpiano, para limitar los movimientos de la muñeca.
Escudero explica que con esta técnica, la mano fue dejada en una posición funcional para que el paciente pueda sostener cosas, escribir y peinarse. “Es una dorsi-flexión de 30 grados”. La tercera cirugía fue para un injerto de piel en la zona del meñique.
El cirujano Raúl Tapia, médico residente, asegura que en seis meses se verán los primeros resultados de la reinervación. Es decir, los nervios de la mano se recuperan un milímetro al día, desde el punto de la lesión, por lo que poco a poco recuperará la sensibilidad. La proyección de los médicos es lograr al menos un 80% de capacidad de sensibilidad y no menos del 60% de movilidad.
Los especialistas del Luis Vernaza también buscan difundir el método adecuado para tratar el miembro amputado y así facilitar el reimplante. Aconsejan no conservarlo directamente en agua o hielo, porque el tejido se afecta. Lo recomendable es usar una bolsa cerrada, con aire, y luego colocarla en un envase con agua a 4°C.
FRASES
“Fue un milagro de la ciencia el poder recuperar la mano”.
Paciente que recibió trasplante de mano
“Hasta seis horas después de haber perdido el órgano se puede reimplantar”.
Lorena Escudero / Cirujana