El nivel de consumo de los habitantes de Quito rebasó el límite de lo que el planeta puede abastecerles. Es decir, la Tierra, en lo que corresponde a la capital, no alcanza a satisfacer la demanda de productos y a absorber los desechos que genera la gente.
Cada vez es mayor la exigencia de alimentos y fibras, energía y espacios para, por ejemplo, la crianza de ganado en detrimento de los bosques. .Esa es una de las conclusiones es de la ambientalista Dania Quirola. Y se refuerza en el estudio Huella Ecológica de Quito, cuyo borrador fue presentado en enero del 2010. El informe definitivo está por aprobarse.
El estudio mencionado es una de las iniciativas a favor de la Tierra, cuyo Día Mundial se celebrará mañana.
La investigación , que fue realizada entre el 2009 y el 2010 por la ONG Global Footprint Network, de EE.UU., reveló que ya en el 2006 la huella ecológica media de cada quiteño era de 2,4 hectáreas globales (gha, en inglés). Se trata del espacio en el planeta -incluye suelo y mar- que cada habitante necesita para abastecerse durante su vida. En cambio, la capacidad biológica (de producción y regeneración) de la Tierra es de 2,31gha.
Incluso la media de la capital rebasa las 2,15 gha que cada ecuatoriano necesita para satisfacer sus necesidades, según el informe 2009 de Global Footprint Network. De seguir es tendencia de las últimas décadas, en el muy corto plazo la huella será mayor que la biocapacidad.
Carolina Zambrano, asesora de la Secretaría Metropolitana Ambiental, advierte que “nuestros patrones de consumo son menos sostenibles que los del resto de ecuatorianos. Sin embargo, también hay que considerar el alto índice de inequidad que caracteriza a Quito. Hay quienes consumen como un estadounidense y otros casi nada”.
Para ilustrar lo que ocurre con el planeta, el ambientalista Juan Manuel Carrión cita que los recursos acumulados o biocapacidad de la Tierra deben ser usados de manera racional para que alcancen para satisfacer todas las necesidades de la humanidad. Pero si la presión es demasiado grande, el planeta no tendrá tiempo para recuperarse.
“En el pasado, la humanidad ya vivió situaciones de colapso por el mal uso de los recursos naturales. Los mayas, por ejemplo, desencadenaron una grave crisis ambiental que los aniquiló (…). El mundo actual va por el mismo camino hacia una crisis ambiental global”, dice Carrión en el documental La Huella Ecológica.
Para Paúl Tufiño, director de Simbioe, ese consumismo es porque todos pretenden llegar al nivel de consumo de EE.UU. “Cuando uno va al supermercado, compra carnes, vegetales, embutidos, frutas y más, pensando que consumirá todo. Pero una buena cantidad termina en la basura porque se dañó. Se suma que muchos productos tenían envases y envolturas de plástico, que aumentan los desechos”.
Eso explica -dice Zambrano- que solo en el Distrito Metropolitano se produzcan 1 800 toneladas de residuos sólidos por día. El 61,04% es desecho orgánico, 13,88% plásticos y 8,68% papel.
Gloria Dávila, de Acuerdo Ecuador, agrega que una familia de tres a cinco miembros quiere vivir en casas cada vez más grandes y rodeado de lujos. “Lo ideal es que se disponga de un espacio y cosas que permitan vivir bien”.
Tufiño resalta que “aún más hay quienes en un afán de ostentar adquieren, por ejemplo, vehículos 4×4 solo para usarlos en la ciudad. No recapacitan que ese tipo de autos demanda mayor cantidad de combustible fósil”.
Uno de los hallazgos del estudio de Global Footprint Network es la alta huella de carbono de Quito. Incluso resulta dos veces mayor que la siguiente categoría más alta: tierra para pastoreo. Esto se debe principalmente al alto consumo energético de los sectores transporte y eléctrico.
Zambrano argumenta que los resultados del estudio serán una herramienta para tomar acciones como la medida del pico y placa que se aplicará desde el 3 de mayo y el cambio hacia las energías solar, eólica y otras.