La obra ‘Quijote Fusilado’ en el teatro Malayerba. Foto: Julio Estrella
En el ‘Quijote fusilado‘, obra que cierra su temporada en Casa Malayerba hoy a las 18:00, el mundo es sombrío y desigual. Todo parte de un pelotón de fusilamiento, uno que hace pensar directamente a aquellos que fueron habituales en aquella Latinoamérica de las dictaduras militares o de los regímenes coercitivos.
Ahí dos personas empiezan a narrar sus vidas; sus luchas. En ese campo de batalla, el drama se intensifica. No hay sutilezas en ese espacio recreado por los actores argentinos Nicolás Masciotro y Guillermo Ale. En esta aventura los protagonistas llenan y vacían sus ansias de justicia y equidad cuando los obstáculos políticos e históricos los abofetean. Los narradores se convierten en héroes sin querer serlo, mas el mundo en el que viven es extraño, perturbador; lleno de violencia, crueldad y furor.
Para el espectador esto es lo más difícil de asimilar. Quien conoce de los hechos negativos que se han develado sobre aquellos días de control militar está consciente que el performance de estos hombres cubiertos con máscaras que les privan de un rostro definido tiene todo el sustento de la realidad, pese a uno que otro espacio onírico. De hecho, la compañía de teatro detrás de la obra, La Cuarta Pared, realizó una investigación sobre el tema, que incluyó entrevistas directas con las víctimas de la violencia política.
Ese es el eje para la construcción del drama; uno que, como en la realidad, no termina siempre de buena manera. La obra dura 65 minutos y es la última parte de la Trilogía de la ferocidad, una saga que propone un vistazo duro pero necesario sobre la violencia desarrollada en el marco real de dictaduras y democracias.