Luis Negrón es el autor de ‘Mundo Cruel’, una novela que cuenta historias de hombres, en su mayoría homosexuales, que viven en el barrio de Santurce, uno de los sitios marginales de San Juan. Foto: Gabriel Flores/ EL COMERCIO.
La literatura puertorriqueña y la ecuatoriana tienen algo en común: sus escritores, con excepciones que se pueden contar con los dedos de las manos, son desconocidos para la mayoría de hispanohablantes. Un recorrido por el Paseo del Libro que forma parte del VII Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebra hasta el viernes en San Juan, Puerto Rico, confirma la hipótesis.
En las mesas de las librerías locales hay obras de escritores que forman parten del canon de la literatura latinoamericana como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, pero también hay libros de Luis Rafael Sánchez, Eduardo Lalo, Yolanda Arroyo Pizarro o Carlos Rodríguez autores que para la mayoría de visitantes resultan ajenos.
Uno de los escritores que forman parte de lo que en Puerto Rico llaman el ‘boom’ de las letras, un fenómeno encabezado por Eduardo Lalo, Premio Rómulo Gallegos 2013, es Luis Negrón, un joven escritor que rompe con el imaginario de que en la ‘Isla del encanto’ todo es rumba y fiesta.
Negrón es autor de ‘Mundo cruel’, una novela que cuenta historias de hombres, en su mayoría homosexuales, que viven en el barrio de Santurce, uno de los sitios marginales de San Juan. Negrón dice -con el típico tono caribeño- que esta es una novela que muestra cómo la gente de este barrio vive, aprende, subsiste pero también goza.
Negrón es heredero del trabajo literario del escritor Luis Rafael Sánchez, autor de ‘La guaracha del Macho Camacho’, uno de los libros más populares y conocidos de las letras puertorriqueñas. Sánchez logró que en Puerto Rico, los escritores rompan el miedo de escribir de la forma en la que hablan.
‘La guaracha del Macho Camacho’ tiene como escenario principal un trancón vehicular en San Juan. Un espacio en el que salen a la luz historias de políticos corruptos, de las amantes de los políticos, de los migrantes… una alegoría de un país paralizado con un montón de gente que no puede ir a ningún lugar.
El otro maestro de las letras puertorriqueñas es Carlos Rodríguez, autor de ‘El entierro de Cortijo’, una novela que cuenta el amor que los puertorriqueños le tenían a Cortijo un músico negro con el que se identificaba gran parte de la población.
Como heredero de Sánchez y Rodríguez aparece Eduardo Lalo. Un escritor que para Negrón no solo se convirtió en un gran autor sino en la voz de los puertorriqueños. En la generación de los más jóvenes están Juan Luis Ramos, parte de un grupo de puertorriqueños que creció pegado a la televisión por el miedo de salir a las calles.
Yolanda Arroyo Pizarro se merece un apartado especial. Esta joven escritora es de las personas que no tiene el clásico perfil del éxito; es negra y lesbiana. Su libro, ‘Caparazones’ es una obra potente en la que se enfrenta a la violencia del mundo desde su cuerpo.
La reactivación de las letras puertorriqueñas, de forma extraña, ha aparecido en medio de una de las crisis políticas y económicas más fuertes que ha vivido Puerto Rico, en las últimas décadas. Negrón subraya que la gente está activando el arte y las letras desde sus posibilidades. “Hay gente que metió las imprentas a su casa para publicar libros”.
Libros que en su mayoría son de poesía. En el top de los más vendidos de la librería Barra & Bistro, una de las más populares de San Juan, están tres de poesía. Negrón señala que Puerto Rico tiene muchas rarezas, pero que a los jóvenes les guste leer poesía es la que más le gusta.