Según el nuevo Reglamento de la Ley de Educación Intercultural (LOEI), el Área de Consejería Estudiantil debe dar atención integral a los alumnos en su formación. Los psicólogos que deben integrar estos espacios tienen la misión de ayudar a niños golpeados, con dificultad de aprendizaje o con problemas para hacer amigos. Su papel es clave. El problema es que no todas las instituciones educativas cuentan con esta área.
Este Diario realizó un recorrido por siete escuelas en el norte, centro y sur de la capital. Ninguna de ellas contaba con un espacio para el Departamento de Orientación y Bienestar Estudiantil, cuyas siglas son DOBE, otra de las maneras de nombrar al Área de Consejería.
Según datos del Ministerio de Educación, solo 3 400 instituciones educativas a nivel secundario tienen uno. Eso, tomando en cuenta que en la Sierra y la Amazonía hay 11 284 establecimientos educativos fiscales, fiscomisionales, municipales y particulares (no se revela con exactitud qué cantidad de ellos son públicos).
“Aquí llegan niños golpeados. Muchos padres les pegan incluso con las hebillas de las correas en la carita. Son casos que debemos ver a diario sin que podamos hacer nada. Los papitos reclaman, no les gusta que los profesores nos involucremos”, relata una de las maestras de la Escuela Isaac Chiriboga, mientras una de las pequeñas juega en el pasillo tapando con su cabello rizado un ojito morado.
“Eso es justamente lo que se trata de evitar cuando hay un área especializada en esas situaciones”, explica Santiago Paredes, psicólogo educativo. Para el profesional, el trabajo exhaustivo de un profesional en la rama ayuda para que esos pequeños tengan una mejor niñez y puedan estudiar y jugar tranquilos. “No se logra al 100% pero se hacen terapias con los padres y se les ayuda a comprender las mejores maneras de educar a los niños”.
En la Escuela Isaac Chiriboga, con 540 alumnos de educación básica, no tiene un Departamento de Orientación. Lo mismo sucede, por ejemplo, en las escuelas Presidente Roosevelt, Odilo Aguilar, Virginia Larenas, Estados Unidos, República Alemania, Pedro Pablo Castrillón… En esta última recientemente se registró un caso que requería el acompañamiento de un psicólogo educativo.
Tres pequeños iban a la escuela descuidados, con los uniformes sucios, muchas veces sin bañarse y sin comer. Los profesores realizaron una indagación y notaron que la madre, una joven de 28 años, se dedicaba al trabajo sexual y abandonaba a sus hijos.
“Debimos informar a los familiares, pedirles una mano para que los niños estén estables. El descuido se reflejaba en la parte académica también y la escuela debe velar por su integridad”, dice Alberto López, director del plantel.
Al cabo de unos meses, los menores fueron a vivir con su padre en otra ciudad. “Esa gestión debió ser llevada por un psicólogo educativo; sin embargo, los maestros nos encargamos”.
Es muy importante saber que cuando un niño o un adolescente que se está formando presenta problemas, no solo es necesario sino indispensable realizar un acompañamiento. Así explica Ana María Cisneros, psicóloga educativa y terapista de niños con problemas de aprendizaje. Cisneros afirma que el plantel educativo está en la obligación de analizar los casos de inestabilidad emocional de sus estudiantes y no solo velar por la parte académica.
“Hay que tratar el problema, llamar a los padres para un diálogo, conversar con los maestros para buscar soluciones y dar un seguimiento, estar periódicamente pendiente”. De esta manera -dice Cisneros- se apoya al estudiante y se intenta darle un mejor futuro, en lo posible sin conflictos.
Según el capítulo II art. 6 de la LOEI, el Estado debe cumplir con “erradicar todas las formas de violencia en el sistema educativo, velar por la integridad física, psicológica y sexual de los integrantes de las instituciones educativas, con particular énfasis en las y los estudiantes”. Los alumnos, de acuerdo con la normativa, tienen derecho a “recibir gratuitamente servicios de carácter social y psicológico”.
Las escuelas que cuentan con un DOBE son por lo general las que tienen más de 500 alumnos, pero no tienen psicólogos educativos sino maestros que complementan su carga horaria, que obligatoriamente es de ocho horas por jornada, en esos departamentos.
EL COMERCIO pidió, el 20 de marzo, información al Ministerio de Educación sobre cuántas escuelas tienen Área de Consejería y cuántos psicólogos educativos laboran en ellas, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Reacciones
Mariana Pallasco, presidenta de la Unión Nacional de Profesores, considera que los DOBE sirven en su mayoría para el control de la disciplina más que el de la orientación. “No hay partidas para contratar especialistas”.
Fausto Segovia Baus, ex ministro de Educación, cree que la complicación está en la falta de diagnóstico. “Hay que diseñar planes estratégicos con maestros y orientadores. Es necesaria una reingeniería del sistema, los DOBE ya no funcionan”.