Prótesis faciales mejoran la condición de más personas

En el Andrea Marín, el doctor Javier Del Pozo atiende a Mercy Prado, que tiene una prótesis. PATRICIO TERÁN / el comercio

En el Andrea Marín, el doctor Javier Del Pozo atiende a Mercy Prado, que tiene una prótesis. PATRICIO TERÁN / el comercio

Busca las sombras y el rizador de pestañas de sus hermanas. En una de las puertas de su armario café tiene un espejo. Allí se mira con su ojo derecho, pues el izquierdo lo perdió a los 5 años por un accidente.

Blanca Pérez tiene 23 años. En su niñez y adolescen­cia soportó las miradas de asombro y recelo de las personas que la veían. Cuando era niña, una de sus hermanas le picó el ojo izquierdo con un imperdible y perdió la visión. Se volvió callada y tímida, no le gustaba salir, hablar ni arreglarse.

A hora la vida le cambió. Desde noviembre del 2013 tiene una prótesis ocular.

En el Área de Somatoprótesis del Hospital Carlos Andrade Marín (IESS-Quito) elaboraron un ojo acrílico, que llena toda la cavidad vaciada.

[[OBJECT]]El 90% de aparatos que se elabora allí son para mejorar la estética del rostro por daños causados por accidentes. Pero también hay casos por enfermedad, como el cáncer.

El jefe de Servicio del Área Maxilofacial y Estomatología, Javier Del Pozo, atendió a Pérez. Él la miró por primera vez con su "nuevo rostro", que le durará unos cinco años.

En el 2013 se fabricaron 78 ojos. Es la prótesis que más se fabrica. En total se hicieron 120 piezas, incluidas orejas, ojo con párpado, paladares y huesos maxilares con dientes. Desde el 2009, fecha en la que se abrió la unidad, e l año pasado se colocaron más de estas ayudas.

Pérez vive en Atucucho, en el norte de Quito. Todos los días trabaja cuidando 20 niños en una guardería y tiene clases de Educación Inicial en el Instituto Cordillera. Cuenta que ya no le da vergüenza hablar con los padres de familia y los pequeños dejaron de preguntarle sobre su ojo. Y con sus amigos de la universidad sale a pasear.

Todos los días lava el ojo artificial con suero fisiológico sobre una gasa estéril. Lo mismo hace Mercy Prado, quien tiene su ojo derecho de acrílico. A sus 5 años tuvo retinoblastoma, un tipo de cáncer, por lo que le retiraron el globo ocular.  

Desde pequeña utilizó piezas prefabricadas, hechas sin medida. No eran estéticas, porque no calzaban bien en el ojo; eran muy pequeñas o muy grandes y no tenían movilidad. 

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El 8 de septiembre del 2011, Del Pozo le colocó su primera prótesis diseñada para que ocupara toda la cavidad y para que los músculos internos le den movilidad.

El pasado viernes viajó desde Ibarra para su control. En la capital imbabureña vive con su esposo y sus tres hijos. Trabaja en una guardería con 38 estudiantes con discapacidad, les da estimulación de lenguaje. La terapia es también con los padres para que aprendan a sonreír frente a las circunstancias. Ella lo hace.

El doctor le dio el alta el 24 de enero. Eso quiere decir que ya no tendrá que acudir al médico para un cambio de prótesis por el tiempo de vida útil (cinco años). Cuando son niños el cambio tiene que ser anual, debido al crecimiento. Por la última pieza pagó USD 650.

En el Seguro Social no tiene costo para los afiliados y jubilados. Al Andrade Marín llegan de todas las provincias porque solo allí se realizan las prótesis.

En el exterior, cada una cuesta de USD 1 000 a USD 1 500, mientras en el país está en USD 800. Una oreja artificial en el extranjero llega a USD 8 000 y una nacional a USD 1 500.

Pero más allá del costo económico, las consecuencias emocionales y psicológicas son las que tienen que ser superadas. Aydeé Arboleda es psicóloga y trabaja con pacientes que tienen cáncer. Ella ha visto cómo sus rostros pierden forma y cómo deben superar el trauma.

Blanca y Mercy dicen ser felices como son. También lo es Manuela de Camino. Tiene 97 años y a pesar de que a veces se olvida que no puede ver con su ojo derecho y que tiene una prótesis, vive tranquila con sus hijos, nietos y nueras, en el barrio La Tola, en Quito. 

Mirando su rostro, con arrugas por la edad, es difícil distinguir en qué ojo tiene el aparato fabricado por los especialistas. 

A veces tiene lágrimas, pero esto es normal, contó su familia. 'Mamá Manuelita', como le dicen de cariño, no se preocupa más por aquella pieza que está en su rostro. Disfruta y dice que quiere vivir más. Igual piensa Blanca Pérez.

En contexto

Las mujeres son las que más requieren estas prótesis por enfermedad, por accidentes o por otras causas. La atención médica es uno de los temas que precisamente se tratará en el mundo a propósito del Día Internacional de la Mujer que se recuerda mañana.

Haga click aquí para ver la infografía.

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