Investigadores crean programa informático para detectar ovejas tristes

El sistema informático, desarrollado por científicos de la Universidad de Cambridge, sirve para determinar si las ovejas sufren con el fin de mejorar su bienestar. Foto: Pexels.

El sistema informático, desarrollado por científicos de la Universidad de Cambridge, sirve para determinar si las ovejas sufren con el fin de mejorar su bienestar. Foto: Pexels.

El sistema informático, desarrollado por científicos de la Universidad de Cambridge, sirve para determinar si las ovejas sufren con el fin de mejorar su bienestar. Foto: Pexels.

Investigadores de la universidad británica de Cambridge crearon un programa informático para determinar si las ovejas sufren o están tristes, con el objetivo de mejorar su bienestar.

Los científicos se basaron en cerca de 500 fotos de ovejas tomadas por veterinarios para elaborar un algoritmo que detecta ciertas expresiones en la cabeza de esos ovinos. Así pueden determinar si el animal sufre y su grado de dolor.

El programa detecta los ojos entornados, los carrillos marcados, las orejas dobladas, los labios estirados, las fosas nasales deformadas, todas las expresiones de dolor en la oveja. También se puede utilizar con otras especies como el caballo, el conejo o algunos roedores para las experiencias en laboratorio.

Los investigadores creen que, al instalar cámaras en los abrevaderos o en las granjas, los ganaderos podrán detectar más rápidamente las enfermedades o heridas entre sus animales y reaccionar con mayor presteza.

Para desarrollar su programa, los científicos se basaron en investigaciones sobre inteligencia artificial para reconocer las emociones humanas.

“Buena parte del trabajo preparatorio fue efectuado por Darwin”, explica Peter Robinson, profesor en el laboratorio de informática de Cambridge, en la página web de la universidad. “Afirmó que los humanos y los animales expresaban sus emociones con comportamientos similares. Así que hemos querido aplicar algunos de sus trabajos sobre los humanos”.

“Es interesante comprobar que existen analogías evidentes en la expresión del dolor entre un humano y una oveja”, añade su colega Marwa Mahmud.

Los científicos se esfuerzan ahora en ampliar su base de datos y de fotos para mejorar el programa.

“Camino a menudo por el campo y, desde que trabajo en este proyecto, me sorprendo al detenerme ante las ovejas para asegurarme de que están bien”, dice Peter Robinson.

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