La ingesta de carne roja produce sustancias que pueden generan varias enfermedades.
Foto: Patricio Terán A. / El Comercio
La carne es digerido por bacterias que están en el intestino y que producen sustancias que favorecen la arteriosclerosis, lo que podría neutralizarse con bacterias “buenas”.
El contenido de esa cápsula sería de millones de las llamadas bacterias “buenas” o probióticos, que neutralizarán a otras bacterias que se encuentran en el intestino de la persona. Estas últimas, al digerir la carne, producen sustancias que ingresan al cuerpo y ayudan a producir arteriosclerosis, lo que favorece una serie de otras enfermedades, entre ellas los infartos. Efecto letal que podría ser bloqueado por estos probióticos.
Esta es la posibilidad que barajan los investigadores de la Clínica Cleveland, en EE.UU., quienes describieron en detalle este proceso que permitiría proteger la salud cardiovascular de las personas. El trabajo se publica en la revista Cell Metabolism .
Tema de futuro
“Este es un tema muy interesante y que cada día se estudia más”, dice el profesor Guillermo Figueroa, jefe del Laboratorio de Microbiología y Probióticos del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), de la U. de Chile.
Según explica, las bacterias que habitan el sistema digestivo tienen un gran impacto en la salud de las personas y en las enfermedades que se desarrollan, como la diabetes, la obesidad o, como en este caso, la arteriosclerosis.
Este efecto se probó primero en animales de laboratorio, cuando a algunos ratones obesos se les cambiaban las bacterias de su intestino y adelgazaban. A otros que eran delgados se les hizo el cambio en sentido contrario y se logró que engordaran. “Ahí se vio que la dieta interactúa con las bacterias intestinales, y de esa manera se pueden producir estas enfermedades”, dice este académico.
Para el doctor Jaime Rozowski, profesor del Departamento de Nutrición, Diabetes y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la U. Católica, el área de los probióticos “se está iniciando y tendrá mucho desarrollo en el futuro, pero le falta mucho camino por recorrer”.
Según explica, ya hace un tiempo “se observó que los niños que tomaban antibióticos en su infancia, después cuando crecían tendían a ser obesos”. Algo que se explica porque el antibiótico destruye las bacterias patógenas que causan la infección, pero también mata a otras que se necesitan para un metabolismo normal.
Ahora se está trabajando en identificar el efecto específico de las distintas bacterias, para saber exactamente cuál hay que dar para combatir o prevenir una determinada enfermedad.
El doctor Martín Gotteland, académico del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, explica que el estudio de las bacterias digestivas ha aumentado en forma explosiva en los últimos cinco años. “Cada semana se publican dos o tres trabajos sobre el tema”, afirma.
Lo difícil, en su opinión, es saber cuál es una población bacteriana intestinal normal y cuál una patológica. Porque esto es algo que varía según el lugar geográfico.
“Quizás las bacterias que en este trabajo se vio que metabolizan las proteínas de la carne son distintas a las que tienen los chilenos, y que realizan una función similar”, dice.
Otra advertencia que hace este especialista es que la carne roja puede tener efectos problemáticos para la salud más allá de lo que analizó este trabajo. “Por ejemplo, puede favorecer el desarrollo de cáncer de colon”, explica.
En todo caso, Gotteland cree que la actual investigación abre la posibilidad de disminuir estas poblaciones de bacterias y reducir sus efectos.
En el futuro, dice el doctor Figueroa, “podremos tener alimentos con bacterias que induzcan cambios favorables en el intestino”.