Estudiantes de quinto de Básica del Colegio Borja 3 revisan trípticos titulados ‘Conociendo mi sexualidad’. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Con juegos -por ejemplo uno en el que los niños deben elegir qué camino tomar- los más pequeños aprenden en el Colegio Alemán de Quito a reconocer situaciones peligrosas y a decir no.
No les advierten directamente ‘no fumen’ o ‘cuidado si un extraño les ofrece algo’. Solo poco a poco los enfrentan a hechos que implican tomar decisiones. Lo cuenta María Isabel Hayek, rectora nacional del plantel, ubicado en Cumbayá.
Entre séptimo y octavo de Básica, los chicos reciben talleres en donde se tratan temas de adolescencia y pubertad, como los cambios corporales. Y desde octavo año hasta tercero de Bachillerato se refuerzan los ítems de sexualidad con consultas puntuales.
La educación sexual en este plantel, como en los demás del país, no es una asignatura fija. Viene a ser un paraguas, con el que se cobija a los estudiantes desde el preescolar hasta el tercero de Bachillerato.
La educación integral en sexualidad debe incorporarse de forma obligatoria en el currículo, como algo inherente al ser humano, con enfoque de derechos, desde una perspectiva biopsicosocial, con sustento científico.
Así se establece en la Ley Orgánica de Educación Intercultural Bilingüe (LOEI), que rige desde el 2011. En ella también se pide al Ministerio del ramo que esa enseñanza supere “visiones sesgadas, subjetivas y dogmáticas”. Y tiene que adaptarse a contenidos desde Inicial hasta Bachillerato.
En el Alemán, maestros y alumnos dialogan sobre un tema. La prevención frente al embarazo y el cuidado del cuerpo son, por ejemplo, enfoques de interés, abordados por expertos de universidades.
En las capacitaciones usan material de todo tipo que, al final, se entrega al estudiante. Además, presentan videos y se recomiendan páginas web sobre sexualidad.
Niños desde quinto de Básica, del Alemán, con material utilizado en clases. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
Entre los temas sugeridos por el Alemán están los que constan en portales web, como el de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o de universidades. Así: ‘sexting’ (envío de fotos o videos eróticos), infecciones de transmisión sexual, anticoncepción, menstruación y orientación sexual.
No solo en establecimientos laicos sino también en los religiosos, la educación sexual es parte del currículum. En el Borja 3 se diseña un Plan Operativo Anual, con actividades y proyectos dentro de esta temática, que se realizan en el año.
Para este ciclo se diseñaron trípticos. Desde Inicial 2 hasta cuarto de Educación General Básica les entregan uno que se llama ‘Conociendo mi sexualidad’. Primero se les enseña a valorar su identidad, al hablar sobre el origen y significado de sus nombres.
Luego tratan temas según la edad y cambios fisiológicos y psicológicos. “En Bachillerato hablan sobre relaciones prematuras y enfermedades de transmisión sexual”, anota Gloria Crespo, coordinadora del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE). También se organiza una escuela para padres. El objetivo es concienciar sobre la importancia de la educación sexual a los hijos, para prevenir.
Ariel M., de 17 años, cursa el tercero de Bachillerato. Y cuenta que hablar sobre educación sexual le ayudó a conocer sobre los riesgos que pueden acarrear las relaciones prematuras. “Primero debo acabar mis estudios. Acá nos muestran lo que puede pasar si es que no hay precaución. Además, las enfermedades venéreas son terribles”.
El joven quiere evitar lo que vivió una amiga de su barrio, quien se embarazó antes de terminar la secundaria.
Antonio L., de 17, opina lo mismo. Sus padres lo formaron desde que comenzó la adolescencia sobre temas de educación sexual y eso se reforzó con las charlas en su colegio. Su prioridad es seguir con sus estudios universitarios cuando termine el Bachillerato.
Si se convirtiera en padre de forma prematura o si se contagiara de una enfermedad venéra -reflexiona- esos objetivos podrían interrumpirse.
El ministro de Educación, Fander Falconí, indicó que se “imparten clases de educación sexual desde el currículo, partiendo de la comprensión de la sexualidad y la afectividad como un proceso integral. Se consideran simultáneamente las dimensiones biológica, emocional, ética, social, afectiva y de salud”.
Los contenidos se abordan en áreas como ciencias naturales, ciencias sociales, educación cultural y artística. Se busca que los chicos reflexionen y tomen decisiones sobre una sexualidad responsable.
Gracias a la estructura abierta y flexible del currículo -apuntó el Ministro- la sexualidad, como todos los demás temas, puede ser tratada atendiendo a la diversidad humana, ambiental, geográfica, cultural, socioeconómica y étnica. Así como concepciones y cosmovisiones comunitarias, familiares y locales de los diversos grupos sociales, étnicos y culturales del Ecuador.
En el Colegio Alemán, los jóvenes además acceden a un taller vivencial, denominado Paternidad Responsable. A través de él se busca que los alumnos adquieran una noción de qué se viene con un embarazo no deseado. Para ello se usan muñecos bebés. Esta actividad se trabaja con la secundaria. “El perfil que defendemos es una educación bien informada”, enfatizó la Rectora.
En contexto
Desde hace tres semanas, grupos identificados con el ‘hashtag’ #ConMisHijosNoTeMetas han criticado cierto contenido de educación sexual en planteles del país; el fin de semana realizaron marchas. El Ministerio de Educación niega las afirmaciones.