En el Ecuador, premios y reconocimientos como el Jorge Icaza, Mariano Aguilera, la Lira, o el Eugenio Espejo han visibilizado el trabajo de los creadores nacionales y extranjeros.
A través de estos, no solo se da a conocer un nuevo nombre y su galardón respectivo sino que, a la postre, han permitido proyectar la carrera de autores por fuera del país.
Ahora bien, ¿hacia dónde van los premios en el país? ¿Cuál es la necesidad de fomentar más reconocimientos a nivel local?
Preguntas como estas fueron tratadas en el programa ‘La Movida Cultural’, que se transmitió este lunes 28 de julio, a través de www.elcomercio.com.
En esta ocasión, el académico y escritor César Eduardo Carrión, académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y autor de libros como ‘Cinco maneras de armar un travesti’ y ‘Poemas en una jaula de Faraday’, participó con su visión al respecto.
Carrión habló, en primer lugar, de que en el país existe un ambiente cultural pequeño y cerrado, en el cual el grupo de lectores y consumidores de artes es tan reducido que los escritores, pintores o escultores no pueden vivir de su arte.
En este sentido, los premios y concursos funcionan como motores que motivan a los creadores a seguir trabajando, a seguir produciendo.
El académico mencionó además que los premios, cuando interviene el Estado, corren el riesgo de ser contaminados ideológicamente.
Esto ocurre cuando los miembros del jurado y los galordonados llegan a compartir una identidad ideológica coyuntural. Por esto Carrión sugiere que un sistema de nacional de premios (en el ámbito artístico) debería tener idealmente autónomía.