La situación afecta especialmente a regiones como el archipiélago de Spitzbergen, en el norte de Noruega. Foto: Wikicommons
Investigadores noruegos y daneses registraron una ola de calor que está afectando al Polo Norte, especialmente a regiones como el archipiélago de Spitzbergen, en el norte de Noruega.
Las últimas semanas las temperaturas fueron desacostumbradamente altas en el Polo Norte, con entre 9 y 12 grados por encima de lo normal. “Nunca habíamos registrado temperaturas tan altas en el Polo”, dijo el investigador Martin Stendel, del Instituto de Metereología danés.
La semana pasada se registraron cero grados, 20 por encima de lo que es habitual a mediados de noviembre. La situación afecta especialmente a regiones como el archipiélago de Spitzbergen, en el norte de Noruega, donde “2016 ha sido el año más cálido desde el inicio de las mediciones en 1889″, según dijo a DPA el investigador climático Ketil Isaksen, del Instituto Noruego de Metereología.
En lo que va de año se han registrado temperaturas medidas de en torno a los cero grados centígrados, casi siete grados más de lo habitual, añadió. Según Stendel, tres pueden ser los motivos que expliquen esta ola de calor: por un lado, los vientos cálidos procedentes de África y Europa, la contribución del fenómeno climático El Niño y el calentamiento de los océanos, que es a su vez consecuencia del calentamiento global provocado por la emisión de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
En el Polo Norte la situación es especialmente grave puede provocar el derretimiento del hielo, que a su vez provoca un calentamiento del aire sobre el agua que lleva a nuevos deshielos.
“Es un círculo vicioso“, afirman los dos científicos. En los últimos años cada vez superficies más grandes del mar quedaron libres de hielo. “Este año creemos también que habrá mucho menos hielo en invierno (boreal) de lo que es habitual”, señala Stendel.
Las últimas investigaciones apuntan además que las temperaturas al alza repercuten en el permafrost, como se conoce el suelo que se mantiene congelado permanentemente durante todo el año.
Se registró un calentamiento hasta una profundidad de 80 metros, afirma Isaksen. Si continúa esa evolución, habrá consecuencias para la infraestructura y las construcciones.
Longyearbyen, el mayor asentamiento en Spitzbergen, está levantado sobre permafrost y se ve amenazado cada vez con mayor frecuencia por corrimientos de tierras y avalanchas. Las fuertes lluvias, que normalmente apartan las masas congeladas, obligaron a evacuar muchos edificios hace algunas semanas.
Hace un año dos personas perdieron la vida a causa de una avalancha desencadena por el viento que destrozó varias viviendas. “Los territorios en el norte son considerados por los investigadores como un importante indicador sobre el cambio climático“, afirma Isaksen.
Cuando más se va hacia el norte, más se sienten esos cambios. “Los habitantes de Longyarbyen lo sienten cada vez más cerca. Lo que puede terminar de forma catastrófica si no hacemos algo”.