Pócimas tsáchilas para curar enfermedades

En la preparación de las pócimas se usan instrumentos musicales para llamar a los dioses. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.

En la preparación de las pócimas se usan instrumentos musicales para llamar a los dioses. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.

En la preparación de las pócimas se usan instrumentos musicales para llamar a los dioses. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.

En la medicina ancestral tsáchila se preparan dos tipos de pócimas. Una es energéticas y otra curativa.

Los brebajes para sanar enfermedades deben ser preparados por chamanes con más de 30 años de experiencia. Para que se autorice el consumo del nuevo brebaje, el curandero debe certificarlo ante el Consejo Tsáchila que conoce las propiedades de las plantas y que no causarán alergia o intoxicación en los pacientes.

Hasta el momento se han registrado alrededor de 40 pócimas tsáchilas elaboradas con plantas ancestrales. La mayoría de las recetas fue hecha hace más de 200 años por chamanes reconocidos.

Según Héctor Aguavil, exgobernador tsáchila, la tradición de las pócimas se inició cuando se introdujeron las plantas de achiote y huito, que sirvieron para curar la fiebre amarilla y la viruela, que estaba acabando con la nacionalidad hace unos 500 años.

Al principio, los nativos utilizaban el achiote en infusiones o como crema en el cuerpo.

Pero, luego los chamanes decidieron que solo bastaba con colocarlo en el cabello para que se eliminara la fiebre y se creara un manto protector.

Luego, descubrieron plantas como el paki, que servía para aliviar dolores de cabeza, estómago, entre otros.

Pero hace 200 años, los chamanes empezaron a usar la misma fórmula en cada pócima, aunque según la comuna había variaciones.

Aguavil señaló que uno de los problemas que atravesó la medicina ancestral radicó en que los chamanes tenían la filosofía de que el conocimiento no debía compartirse porque cada curandero debía adquirir su propia experiencia chamánica. Para eso desde pequeños incursionaban en el bosque, donde investigaban el poder de las plantas.

En la actualidad ya se han logrado estandarizar al menos 30 pócimas en las siete comunas tsáchilas.

El gobernador Javier Aguavil afirmó que se tomó la decisión de compartir algunos secretos medicinales para crear un manual de buenas prácticas curativas. “Se tomaban nuestro nombre para hacer curaciones e intoxicaban a las personas”.

El chamán Augusto Calazacón señaló que hay familias como la Calazacón que ha descubierto más de 100 pócimas para curar enfermedades. “Son secretos, que nos ayudan a mejorar nuestro trabajo y a tratar a los enfermos”.

Calazacón señaló que para tratar enfermedades se utilizan dos tipos de pócimas: la curativa y las energética.

De la última solo hay alrededor de cinco pócimas debido a que los tsáchilas únicamente curaban dolencias físicas. Pero las nuevas generaciones de chamanes están incursionando e investigando para hacer otras recetas. “Antes, los pacientes no venían a los consultorios por estrés. Ahora esos casos abundan”.

El tsáchila Richard Calazacón elaboró una pócima para evitar las malas energías. La elaboración tardó unos tres años porque debió estudiar otras culturas amazónicas y de la península de Santa Elena.

La esencia fue elaborada en luna llena con hojas de árboles como el paki, mipaki, sombapaki, entre otras.

Según Aguavil, el secreto de la pócima consiste en transferir la energía que le proporcionan los dioses de la naturaleza hasta el líquido.

Luego, se unta en las artesanías para que los turistas que visitan el centro cultural Mushily se protejan de las malas energías y así eviten problemas y enfermedades.

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