Las platilleras acompañan a las imágenes religiosas en Tarqui

Las platilleras visten con elegancia el traje de la chola cuencana y forman la Corte de Honor de la santa de Tarqui. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Las platilleras visten con elegancia el traje de la chola cuencana y forman la Corte de Honor de la santa de Tarqui. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Las platilleras visten con elegancia el traje de la chola cuencana y forman la Corte de Honor de la santa de Tarqui. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Están presentes en todas las fiestas religiosas que se realizan en las comunidades de la parroquia cuencana de Tarqui. Las platilleras y floreras son mujeres que visten con elegancia el atuendo típico de chola cuencana y escoltan la imagen religiosa en las procesiones.

Durante julio hasta la primera semana de agosto los habitantes de esta parroquia viven con devoción la fiesta en honor a la imagen de la Virgen del Carmen. Cada día, grupos de familias de un barrio o comunidad asumen el priostazgo.

Segundo Puchi, morador de Tarqui, contó que en principio las fiestas en honor a la Virgen del Carmen eran organizadas por la comunidad de San Pedro de Escaleras y se realizaban solo en la segunda semana de julio. “Las platilleras se crearon para realzar la presencia de la Virgen”.

Los priostes delegan responsabilidades a otras personas para la comida, danzas y buscar personajes. Rosario Pugo tiene 75 años y lleva la mitad de su vida organizando a las platilleras en la Estación de Cumbe-Las Américas.

La comunidad ofreció la fiesta la semana anterior. En la tarde anterior, los priostes recibieron el bastón de mando del sacerdote y llevaron la imagen religiosa -escoltada por las platilleras y floreras- hasta la casa de los priostes y esposos Ana Chacho y Ángel Culcay.

Esta corte de honor estuvo integrada por 14 floreras, que llevan en sus manos coloridos ramos; y 16 platilleras que cargan macetas grandes elaboradas en papel plata, que son adornos y ofrendas para la Virgen. En la vivienda se había levantado un altar, adornado con telones, luces…

Antes de asumir la organización de las platilleras, Rosario Pugo fue prioste en cinco ocasiones. Asumió este nuevo encargo porque le permite acompañar a la Virgen en los rezos con los otros priostes, en las eucaristías y procesiones.

Las platilleras y floreras sacan la imagen del templo, la llevan hasta la casa del prioste y al día siguiente la devuelven a la iglesia en procesión, para la misa. Su paso por las calles y caminos rurales llenan de color y alegría el ambiente.

Con un mes de anticipación Rosario Pugo visitó a sus vecinas para comprometerlas a que formaran parte de la corte de platilleras. Son jóvenes de 15 años en adelante o madres de familia que participaron en años anteriores. En las reuniones acordaron el color de la pollera y blusa para cada día, porque van casi uniformadas.

Este año también se reunieron para elaborar las macetas, porque las anteriores ya estaban deterioradas. Tras la última presentación, queda en manos de cada participante para así comprometer su asistencia para el siguiente año.

El padre Ángel Morocho, dice que Tarqui es una de las parroquias con mayor devoción católica y eso se muestra en la organización de las celebraciones religiosas. “Las platilleras son como los ramilletes para la Virgen”.

En años anteriores, Carmen Pérez, Antonia Pulla y María Saquipay fueron platilleras, pero ahora participan con sus hijas. “Es una forma de acercar a ellas a la religión, que compartan esta experiencia y mantener viva la tradición de nuestros ancestros, dijo Saquipay.

Esta era la primera vez que las hermanas participaban como platilleras. “Estoy contenta porque heredamos una tradición que mantienen vivos nuestros padres y que nos identifica como pueblos de riqueza”, dijo Olga Tuba.

Como agradecimiento por la participación, los priostes ofrecen a las platilleras y floreras comida típica como mote, choncho, cuy, caldo de gallina, papas, arroz y ensaladas, que los comparten también con sus familias y acompañantes.

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