Lola es una perra de 7 años y una consentida de los spa caninos, como Motositos. Ahí, ya conoce dónde está la tina para el baño y no se asusta con las toallas, el champú o los artículos de limpieza que se usan en la peluquería canina.
David Narváez trabaja en este local. Es el encargado de relajar a los animales antes de cada sesión. Utiliza un masajeador eléctrico, el cual mueve lentamente sobre los músculos del perro. Este procedimiento dura unos 10 minutos. Luego vienen los masajes con las manos. Las patas, la cabeza, los dedos y el lomo son los lugares indicados para masajear.
Cuando los perros ya están acostumbrados, el trabajo se facilita porque no ponen resistencia. Los 20 minutos que duran los masajes se complementan con aromaterapia, que consiste en colocar un vaporizador o vela con esencia de canela, eucalipto, lavanda o sándalo, según el gusto de cada animal. El olor de estas plantas es percibido en el ambiente por los perros y eso les ayuda a relajarse completamente.
Los dueños de estos negocios coinciden en que a la mayoría de perros les gusta la tina llena, para poder sumergirse entre las burbujas. Es una tendencia que gana fuerza en las capitales. Los spa ya no son solo sitios para arreglar las uñas o el pelo de los caninos. Ahora incluso brindan hidromasaje mediante el movimiento del agua.
Sandra Cornejo trabaja como peluquera de canes y sostiene que antes de que los perros se metan al agua es necesario colocarles unos algodones en las orejas para evitar infecciones u hongos.
Cuando concluye el hidromasaje la tina es vaciada, al mismo tiempo que se inicia el baño con una manguera de tina. Dependiendo del caso se utilizan champús medicados, que ayudan a calmar el enrojecimiento y la comezón producida por la dermatitis. También se usa el champú antipulgas.
Lola termina su spa con el secado y el cepillado para que su pelo no se enrede. Este último paso suele ser el más importante en perros que tienen pelo largo y que son propensos a desarrollar motas. Ese es el caso de Kiara, una perra de raza shih tzu que acudió al spa Vida de Perros. Priscila Ospina es propietaria de esta peluquería y sostiene que esta raza tiene que ser cepillada al menos tres veces al día. Más si van a ser bañados, porque el jabón tiende a acumularse en las motas y esto produce llagas o alergias.
Kiara luce un poco inquieta y nerviosa. Para calmarla, Ospina enciende una vela con esencia de lavanda para aromatizar el ambiente y tranquilizar a la perra. Mientras tanto, la perra es colocada sobre una mesa y sostenida con un collar. En la parte inicial se corta el pelo que se encuentra en la zona del vientre y el ano. La perra se inquieta por el sonido de la rasuradora, pero es indispensable el corte de pelo.
El spa incluye también el drenaje de las glándulas perianales. Esto ayuda a eliminar los malos olores y a evitar que los perros sientan dolor mientras defecan. Después sigue la limpieza de los oídos, que consiste en arrancar los pelos que se encuentran en la superficie de las orejas. Ospina esparce un talco de oídos para facilitar el arrancado. Parece doloroso, pero Kiara permanece quieta. Los pelos salen sin inconveniente. Después se limpia la zona con suero fisiológico o sablón, porque es un desinfectante antiséptico necesario.
Estas medidas de prevención impiden que se acumule el polvo, la tierra, la cera y la humedad. Cuando la perra está lista para entrar al agua, es colocada en una tina. Después se pone el champú con unos suaves masajes y se inicia el baño. Tras 5 minutos, la perra ya no tiene jabón y comienza el secado con toallas absorbentes. Cuando Kiara ya no tiene exceso de agua es trasladada a una mesa donde se utiliza una máquina que se encarga de soplar el agua. De esta forma el spa termina, aunque puede extenderse un poco si es que el dueño pide un corte de uñas o de pelo.