Los ganchos que tienen las periferias

No es solo cuestión de ‘peluconería’. El apropiamiento de los valles, parroquias y cantones aledaños a las grandes ciudades como, Quito y Guayaquil, no se debió (y debe) exclusivamente a factores de ‘estatus’.

Existen otros condicionantes urbanos que influyeron (influyen) en esa decisión, como el hacinamiento y el deterioro de los centros históricos; el ruido, la polución, el ‘esmog’ en alza; el tránsito…

El surgimiento de los countries y barrios privados en los arrabales partió de la necesidad de reencontrarse con el verde, la vida al aire libre, la tranquilidad… Y la seguridad para los miembros y los objetos familiares; una seguridad que no brinda el damero urbano, cada vez más frágil frente a la delincuencia.

Fueron las familias jóvenes las que aceptaron el desafío y colonizaron las nuevas urbanizaciones.

Como todo desarrollo urbanístico, el crecimiento de los conjuntos privados de las periferias también tuvo su evolución. En los 80, con el surgimiento de los primeros countries, predominaba el estilo americano de ladrillo visto y techos inclinados; después, en los 90, el estatus se apropió de esos reductos de paz y aparecieron las casas señoriales llenas de adornos, molduras y adocenamientos. En la actualidad prima la lógica del racionalismo: austeridad de materiales y funcionalidad.

La oferta también se diversificó y nacieron inmuebles para satisfacer la necesidad de todas las clases sociales, incluidas las populares.

Lástima que junto a estos enclaves privados casi autosuficientes llegaron, asimismo, otros menos rimbombantes pero también privados… pero de servicios básicos, transporte público, escuelas colindantes… Bueno, eso es tema de otro análisis.

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