Adentrarse en un Culunco, un antiguo camino ancestral; observar evidencia arqueológica; contemplar especies endémicas y plantas medicinales son algunas de las atracciones que el parque Rumipamba ofrece al turista en época de vacaciones, pero también durante todo el año.
Ubicado al noroccidente de la capital ecuatoriana, entre las avenidas Occidental Mariscal Sucre, América y Mariana de Jesús, el lugar, según el portal del Instituto Metropolitano de Patrimonio es una pequeña muestra de lo que fue la ocupación de Quito antes de la llegada de los Incas.
Para la guía Náthali Rojas, la visita al parque es una posibilidad de descubrir la historia de los primeros habitantes de la ‘Carita de Dios’.
Resaltan, de manera especial, las edificaciones que realizaron para resguardarse del volcán Pichincha, pero también para apreciar sus costumbres y formas de vida.
El sitio también cuenta con un museo en donde se puede apreciar ritos funerales de civilizaciones pasadas, entre otras prácticas. Foto: Santiago Sarango/EL COMERCIO
También, en el lugar, se encuentra una de las características del desarrollo comercial de las primeras civilizaciones. El Culunco, una de las principales atracciones del parque Rumipamba, recrea un antiguo camino que servía como ruta comercial para el intercambio de productos entre varios destinos.
Precisamente, los Yumbos, un pueblo ancestral anterior a los Incas, utilizaron estos caminos. Dicha civilización habitó las áreas del actual Quito desde el año 800. D.C., hasta la conquista española. Su red comercial se extendía desde la Sierra hasta la Costa ecuatoriana.
Los Culuncos, en aquel entonces, eran vías escondidas entre la densa vegetación de las laderas de las montañas. La comunicación que brindaban entre un lugar y otro se volvió pieza clave el desarrollo social de los habitantes de la época.
Los Culuncos son una de las actividades que más gusta a los visitantes del parque Rumipamba. El sendero recreo un camino ancestral. Foto: Santiago Sarango/EL COMERCIO
Tanto así que tiempo después esa práctica fue adoptada por los Incas y hasta por los propios conquistadores españoles, según el portal Tulipe Cloud Forest.
Hoy en día, el camino ancestral ubicado en Rumipamba ofrece al visitante una experiencia de inmersión durante el tránsito por ese sendero milenario, que se extendía a lo largo del territorio noroccidental.
Toma entre 10 y 15 minutos recorrer la antigua ruta y a su paso se puede descubrir una variada microflora de un total de 36 especies nativas del lugar.
Para Rojas, Rumipamba configura un espacio de encuentro familiar que permite el deleite de un lado diferente de la ciudad. A decir de la guía, al llegar al sitio cada persona se llenará de una sensación de conexión con la naturaleza que invitará a redescubrir el vínculo entre Quito y su historia.
Las áreas verdes del lugar permiten disfrutar de paisajes reconfortantes en medio del ruido de la ciudad. Foto: Santiago Sarango/EL COMERCIO
Por tal motivo, en época de vacaciones y también de manera permanente, el Instituto Metropolitano de Patrimonio ha puesto en consideración de la comunidad varios talleres vacacionales gratuitos para descubrir, conocer y aprender sobre el patrimonio arqueológico de la capital.
Entre las actividades que el parque ofrece se encuentran las recreaciones de exploraciones arqueológicas y la elaboración artesanías con material reciclado, entre otras.
Para participar en los talleres los interesados pueden visitar la página Instituto Metropolitano de Patrimonio y agendar su participación.
Los horarios de atención son de miércoles a domingo, de 09:00 a 17:00. Si se desea se puede explorar la zona con un guía que expondrá las nueve unidades arqueológicas preservadas, senderos ecológicos de flora y fauna, así como el museo de piezas de cerámica y centro de interpretación.