Las palabras y las acciones del papa Francisco fueron como un designio en la vida de Francisco Zamora, de 31 años.
Cuando lo escuchó decir que la Iglesia debe enfocarse en los pobres y que no hay que esperar a que los fieles lleguen a tocar las puertas de las iglesias, él salió a buscarlos; a reencontrarlos con la comunidad católica, como lo hace el Papa.
Creó un grupo religioso que lleva el nombre del Pontífice en su vecindario, San José del Inca (norte de Quito). Fue hace un año, cuando lo conformaban cinco amigos y familiares. Ahora el número de voluntarios ha crecido, igual que su fe.
Francisco Zamora los acompaña cada domingo. El resto de días convive con otros 39 hermanos en el Seminario Mayor San José, uno de los 13 que existen en el país para la formación de sacerdotes. En total acogen a 427 seminaristas.
Francisco ingresó hace ocho meses a la casona ubicada sobre las avenidas América y La Gasca. Ya no se extravía, como en los primeros días, en los largos y oscuros pasillos que conectan las alas del edificio con los lugares de oración, los dormitorios individuales, las salas de lectura y el área de wifi.
La Internet les ha permitido seguir de cerca las novedades sobre la llegada del papa Francisco al Ecuador, prevista para este 5 de julio. Lo podrán ver en persona en el santuario de El Quinche. El Pontífice espera reunirse ahí con ellos poco antes de dejar el país, el 8 de julio.
Marcelo Arévalo ansía verlo de cerca. Admira la alegría con la que anuncia el evangelio. Le inyecta energía para empezar cada jornada. Él se levanta, al igual que el resto de seminaristas, con el sonido de una estridente campana a las 05:10.
La hora de oración, la primera del día, comienza a las 05:40. Todos acuden a la capilla abrigados, con saco de lana y pantalón de tela gruesa para sortear el frío de la capital.
Luego del desayuno, quienes pasaron el año propedéutico del Seminario se trasladan a la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, donde estudian Filosofía y Teología.
El resto del grupo, en el que está Francisco Zamora, se queda en el Seminario en clases regulares especiales por la mañana. En la tarde tienen un espacio para estudiar la Biblia o leer en la biblioteca -el paraíso de cualquier bibliófilo-.
Francisco Zamora creó un grupo religioso en honor al Papa. Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO
Tesoros bien custodiados
Hay 30 000 libros escritos en español, griego, italiano y también latín. Algunos tan antiguos que el olor a polvo se les ha impregnado en sus pastas, como el ‘Directorio Místico’ escrito por el padre Juan Bautista Scarameli, en 1817.
Luis Soto es el encargado de custodiarlos. Lleva 10 meses en el seminario. Llegó de Huaquillas a Quito hace seis años, por trabajo. Desde el primer día se vinculó a la comunidad católica de la parroquia Santo Hermano Miguel. Primero con la pastoral y de a poco sintió la necesidad de estar más cerca de Dios. Comparte su historia con los hermanos que llegan a la biblioteca. Ese lugar fue uno de los que más le llamó la atención a Francisco Zamora, cuando llegó al Seminario.
Fue un 6 de septiembre del 2014. Sus compañeros del Grupo Misionero se ofrecieron a llevarlo en una camioneta. Ahí acomodó su colchón, maletas con ropa y la imagen de una Virgen de Fátima, que lo acompaña. Fue un obsequio de un seminarista de los padres Josefinos.
Estuvo junto a sus hermanos y padres, con quienes las lágrimas fueron inevitables. Se habían acostumbrado a ver al segundo de los hijos levantarse a las 05:00 para orar, desayunar y salir al trabajo. Antes se movía en el mundo de las ventas. Era lo más afín a la carrera que estudiaba en la universidad: Administración de Empresas .
Pese al poco tiempo que tenía, él buscaba espacios para poder compartir con la comunidad católica. Fue precisamente en esas charlas de pastoral y de formación espiritual donde nació su vocación sacerdotal y también la admiración por el papa Francisco.
Algo que cada vez más jóvenes comparten, como dice el sacerdote Juan C. Jiménez, responsable del departamento de Vocaciones de la Arquidiócesis de Quito.
El Papa ha logrado llegar con un lenguaje sencillo, con un discurso consecuente con su accionar y de amor para la humanidad, señala. Evangelizando, incluso, a través de nuevas tecnologías como su cuenta de Twitter, @Pontifex_es, que hasta ayer tenía 8,73 millones de seguidores.
Ahora Francisco Zamora se imagina, dentro seis años, cuando termine su proceso de formación, siguiendo ese ejemplo de Buen Pastor en medio del pueblo. Igual que el Papa, que por otro designio escogió el mismo nombre que sus padres para él, cuando nació. Francisco, de Francisco de Asís, el santo de los pobres.
Luis Soto llegó desde Huaquillas para ser sacerdote y está a cargo de la biblioteca del Seminario Mayor. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO