Padres de chicos trans tratan de sortear cadena de prejuicios
Jazz Jennings nació en 2000, con genitales de niño en EE.UU. Desde los 6, con apoyo de su familia, inició el cambio de identidad, para vivir como la niña que sentía que era. En su programa de TV ‘Yo soy Jazz’ cuenta su vida. Piensa en la cirugía de reasig
Las primeras respuestas a sus preguntas no se las dieron los psicólogos que consultaron sino Google. Buscaron ¿por qué mi hijo dice que es una niña y quiere usar vestidos? Y descubrieron que se podría tratar de una incongruencia de género, de transgéneros.
La quiteña Natalia y su esposo -como el común de los padres- dieron por hecho que Eduardo (nombre protegido) era su segundo hijo varón. Lo confirmó el ginecólogo, al ver los genitales masculinos.
Pero la preocupación llegó cuando empezó a hablar. Rechazaba cortes de cabello y la ropa de niño, repetía que era niña. Pedía vestidos y muñecas. Les decían que sería solo una fase. Pero no fue pasajero.
Con los meses y los años sus intereses no cambiaban. Cada vez que iban de compras buscaba objetos de niña. Le explicaban que era un niño. Pero quería una falda jean con vuelos y una Barbie. Como el cuarto de cinco psicólogos le diagnosticó trastorno obsesivo compulsivo, se los compraron. La inclinación por artículos de ese tipo no desapareció, se volvieron sus tesoros.
Su madre Natalia ya no llora, ha aceptado la condición con la que nació. Junto con otros cuatro padres de menores de edad transgénero formaron la Fundación Amor y Fortaleza. Luchan por derechos a una educación sin discriminación y a una política de salud pública (bloqueadadores hormonales para adolescentes, etc.).
Natalia respaldó el inicio temprano de la transición. Eduardo ya no está más. Desde hace dos años -tiene 8- lleva un nombre social de niña: Elena.
La ‘transición’ es el proceso, por el que una persona transita o deja de lado su sexo biológico e inicia una vida con el ‘sexo sentido’ o identidad de género.
Lo explica Édgar Zúñiga, médico y terapeuta familiar sistémico. Coordina la Red Ecuatoriana de Psicología por la Diversidad, formada en 2016; son 15 profesionales. Ya no se habla de transexualidad como una enfermedad -anota-. No se detecta con un examen. Es una incompatibilidad entre el sexo biológico y el psicológico. “Implica una autopercepción”.
El debate sobre cómo definir la condición no se cierra. Unos justifican que esté en el Manual de Trastornos Mentales de la Asociación de Psiquiatría de EE.UU. para garantizar la terapia hormonal y cirugía de reasignación de sexo. Para otros, eso mantiene el estigma.
Desde el 2018, la OMS definirá a las identidades trans como incongruencia de género. Pasará de los trastornos de personalidad a las condiciones de vida relativas a salud sexual.
“Mi niña está sana, es inteligente y cariñosa”, describe Carmen a Dany (nombres protegidos). Desde enero, ella y su esposo, dos extranjeros, no la tratan en masculino. En el 2014 llegaron a la Costa. Su hijo ingresó a un preescolar privado.
Su maestra se percató de que el niño decía que era niña. Y lo contradecían. Sus padres, como los de Elena, le explicaban que es un varón. Un día vieron el documental ‘El sexo sentido’ y buscaron más en Internet. Contactaron con médicos y les aconsejaron dejarlo ser, hasta saber si era transgénero.
En vacaciones fueron a Disney y allá quiso vestirse como todas las princesas. En este ciclo, la escuela privada los condicionó: no quieren que vista uniforme de niña ni que use esos sanitarios, las profesoras la ubican en la fila de niños y por eso sufre. Apenas le permiten dejar crecer su cabello.
Según Carmen pasaron de ser bienvenidos a mal vistos. “Dany puede venir a jugar con mi hija si viste como hombre hasta que podamos explicarle eso”, le advirtió otra madre.
Dany está conociendo el mundo real y sus prejuicios. Ella, con su inocencia, defiende: “soy una niña con pene”.
Su caso llegó a la Defensoría del Pueblo, confirmó Patricio Benalcázar. La acción de protección fue negada el jueves 7 en la Corte Provincial de Justicia. Irán hasta la Corte Constitucional. “Generaremos jurisprudencia, la peor impunidad es la cultural, el discurso de odio”. La mayoría de dificultades que encaran los chicos -contó- ocurren en las aulas.
El Ministerio de Educación, según Fander Falconí, su titular, está validando un protocolo de actuación ante situaciones de violencia por discriminación sexual. “Cada centro debe tener un código de convivencia que respete la diferencia, dignidad humana en la diversidad y promueva la no agresión”. Entre el 2016 y 2017 han recibido una denuncia por discriminación, en la Costa. El distrito debe investigar el caso.
Los chicos trans viven diferentes experiencias en el sistema educativo. Nada es fácil.
Natalia, la mamá de Elena, busca que más familias se unan a Amor y Fortaleza. Su hija no fue admitida en 14 colegios privados de Quito, hasta que en uno, la directora y dueña la aceptó. Solo la psicóloga y la maestra saben que es trans. Sueña con un mundo en donde no deba esconderse.
“Lo mejor es que ya hay padres que dicen mis hijos son así y punto”, comenta Emilio José León, de 23 años. Hace dos años empezó su transición para vivir como el hombre que siente que es. A los 18 pensó que era lesbiana, hasta que por Internet supo de lo trans.
Paola Jervis, endocrinóloga, afirma que se puede evitar que en la pubertad quien se siente hombre tenga menstruación, por ejemplo. Sus menos de 10 pacientes trans son adultos de hasta 24 años. “Es un grupo vulnerable, con tasas altas de suicidio, para el que hay esperanzas si se actúa a tiempo”.
Diccionario para entender más sobre esta población
Transfemenino es alguien con anatomía de varón, pero su psiquis, su identidad es femenina. Se siente mujer y actúa así.
Transmasculino es alguien que nace con genitales femeninos. Sin embargo su identidad de género es la de un varón.
Travesti es solo alguien que se viste y se maquilla como mujer y que actúa así para un show. No tiene que ver con su identidad.
Orientación sexual es hacia quién siente atracción una persona: alguien de su mismo sexo, del opuesto (heterosexual).
Identidad de género es el sexo psicológico, como alguien se percibe: hombre o mujer, más allá de su sexo biológico.