Ser padre es formar gente buena

Viviana Bonilla, legisladora de Alianza País (AP) y primera vicepresidente de la Asamblea Nacional, dijo a través de un comunicado que saldrá de las filas de AP. Foto: Archivo / EL COMERCIO Alfonso Laso Ayala empezó en el periodismo deportivo en 1984, lue

Viviana Bonilla, legisladora de Alianza País (AP) y primera vicepresidente de la Asamblea Nacional, dijo a través de un comunicado que saldrá de las filas de AP. Foto: Archivo / EL COMERCIO Alfonso Laso Ayala empezó en el periodismo deportivo en 1984, lue

Alfonso Laso Ayala empezó en el periodismo deportivo en 1984, luego de ofrecerse para reemplazar a su papá ‘Pancho’ Moreno en su show de televisión ‘Ronda Deportiva’. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

La paternidad es un concepto exclusivo de los seres humanos, porque se fundamenta en la relación que se tiene con los hijos, no en la procreación.

El domingo se celebra el Día de Padre, una fecha que para muchos pasa desapercibida. Tal vez esto se debe a que socialmente la idea de la crianza de los hijos está orientada principalmente a las madres.

Sin embargo, los filósofos griegos, como Aristóteles, establecían que los padres eran los que transmitían la sabiduría a sus hijos para que continuara de generación en generación.

¿Cómo entiende usted la paternidad?
Para mí, es cuando se cambian los proyectos personales por los de los hijos. Cualquier sueño, meta o aspiración que se tiene o se tenía en algún punto de la vida ya no te pertenecen, sino a los hijos. La paternidad te cambia la vida, porque es dar un salto hacia encontrar una razón de vida completa, llena. Con mi padre aprendí a ser lo que soy. Yo tuve la suerte de que él tuvo esta profesión (periodista deportivo) y además era un aficionado al deporte. Era una época diferente a esta, en donde yo podía estar junto a él en los estadios y coliseos. Yo veía el fútbol desde la cabina y estaba en las canchas, ayudándole a cargar las cosas que se necesitaban para las transmisiones.

¿Ser hijo de una figura tan reconocida en el país genera alguna clase de presión, por el legado que ha dejado en tantos años de carrera?
Yo creo que nunca vi a mi papá como alguien famoso, y para él era normal cuando la gente se le acercaba a pedir un autógrafo o solo saludarle. Yo tuve la ventaja de tener a mi papá de guía, pero había la desventaja -y que no me esperaba y me costó algunos años entender- de que me iban a comparar con él siempre. Creo que a lo largo del tiempo cuando uno tiene una figura tan fuerte de referente, uno elabora una especie de respuesta, que era más para mí que para el resto de personas, y era que tendré que haber ejercido 50 años el periodismo para entender lo que él ha hecho y solo ahí sabré si en algunas cosas pude hacer algo como mi papá y en otras no lo pude alcanzar.

Pero cuando un hijo decide hacer lo mismo que su papá es obvio que aparezcan las comparaciones.
Sí. Pero yo debo decir que, por ejemplo, lo mío en el periodismo terminó siendo algo natural, porque crecí con mi papá haciendo esto. Y yo le dije a él una vez, “¿y qué pretendías que yo fuera, si no era periodista?”, la única opción era deportista, porque si no, no hubiera tenido tantas buenas experiencias y recuerdos con mi papá.

¿Cómo cree que es la paternidad ahora? ¿Ha cambiado respecto a cómo fue la de su padre?
Sí, en muchas cosas, sobre todo por la presencia de la tecnología y el poco tiempo que tenemos por las diferentes actividades de la vida. Por ejemplo, uno cree que como adulto no utiliza mucho el celular, pero lo está usando y con la excusa de que estamos trabajando nos entretenemos con las redes sociales y nos pasa lo mismo que a los chicos. Podemos pasar media hora haciendo nada con el celular en la mano. El poco tiempo que tenemos nosotros, como padres, y ellos también ha reducido la relación de las familias.

¿En qué sentido?
Antes había tres canales de señal abierta de televisión, una franja infantil que duraba dos horas y no podías ver más TV. Terminábamos clases del colegio, veíamos un poco de televisión y luego salíamos a jugar en la calle. Teníamos mayor contacto con la gente, nos comunicábamos viéndonos a la cara, ahora es tremendo ver a los chicos, y a los no tan chicos, con su celular en la mano mientras comen o están reunidos. Si a esto le sumamos que tenemos menos tiempo por el trabajo y los chicos por sus actividades extracurriculares y amistades, la posibilidad de compartir es diferente.

Pero el tiempo es relativo. Se dice que más vale calidad que cantidad.
Sí, pero también es importante compartir con los hijos las cosas que a ellos les importan. Vivimos una época en que todo es mucho más rápido. Te voy a contar una anécdota que grafica la velocidad con la que vivimos ahora y más aún, los chicos. El otro día, mi hija pone una lista de música en la radio del auto y yo le pregunté si esa canción que sonaba era nueva y me dice ‘no, para nada, ya salió hace un mes’. Claro ahora todo es fugaz, las cosas cambian de un día a otro, mientras que cuando yo era niño todo duraba años, si algo se rompía te decían: lo siento, tienes que esperar hasta que pueda comprarte otro nuevo. Cuando mi familia iba a la playa, oíamos un casete durante ocho horas de viaje; le dábamos la vuelta una y otra vez y nos sabíamos de memoria las canciones.

Usted decía que antes jugaban en la calle, ahora es impensable hacerlo. ¿Los padres actuales temen más por sus hijos?
Antes no nos cuidaban tanto, ahora la tecnología nos permite estar encima de nuestros hijos todo el tiempo, y es una respuesta también a que existen más peligros y los niños están más expuestos a ellos. Hace unas décadas, cuando un muchacho iba a una fiesta, los papás lo dejaban ahí y no sabían nada de lo que pasaba hasta que era momento de retirarles, ahora queremos reportes cada hora de lo que hacen y cómo están.

¿Pero esto es un tema de control o de miedo?
Es miedo. Como padres tenemos una mayor preocupación, porque ahora es todo más violento. Te voy a hablar desde el fútbol, por ejemplo, que lo conozco desde siempre. Ir a un estadio antes no era motivo de muerte, había uno que otro grito destemplado y nada más. Te ponías la camiseta de tu equipo y salías del estadio sin que nadie te moleste, ahora tienes que llevar chompa y cuando sales del escenario deportivo cerrártela para evitar que seas víctima de la violencia. Cuando ves estas cosas, como padre quieres meter a tus hijos en una burbuja, pero al mismo tiempo tratas de asegurarte de que sea lo suficientemente grande para que puedan conocer el mundo también.

¿A qué atribuye este cambio en el comportamiento?
Creo que el tema del alcohol está desbordado, por ejemplo. Tal vez lo digo como papá y no muy objetivamente, pero creo que ahora los chicos que van a una fiesta llegan con una desesperación por tomarse todo, para que cuando les vayan a recoger ya estén en la fase del chuchaqui. Además, es más fácil de conseguir el alcohol, los chicos hacen una colecta y compran lo que les avanza.

Pero entonces como padres estamos fallando. ¿Somos menos responsables?
No sé si somos o no más responsables. Antes no había tantas reglas, no salíamos hasta tan tarde, porque a las 03:00 no había nadie en la calle; ahora recién se sale de fiesta a esa hora. No sé si somos más responsables, pero sé que estamos más encima de nuestros hijos, lo que tampoco es bueno, porque esto les hace perder a ellos el poder discrecional. No por apretar demasiado los chicos van a tomar una mejor decisión; uno quiere pensar que serán capaces de hacerlo, de decidir lo mejor cuando se les presente un problema o ellos hayan causado un conflicto, pero es posible que si le tengo encerrado en el cuarto para evitar que algo malo le pase, cuando salga será una bomba de tiempo.

¿Cómo ser mejores padres entonces?

Yo creo que estando para ellos, para que tengan la confianza de recurrir a mí cuando lo necesiten. Yo, por ejemplo, algo que he intentado es estar siempre cerca de ellos, a pesar de los horarios, estar en las cosas que son importantes para ellos, como sus deportes. Tratar de no equivocarse o de hacerlo lo menos posible, trato de hacer lo correcto para ellos y he replicado también lo que aprendí de mi papá, acompañarle a todo, para no perder los fines de semana sin verlos. A la final lo único que queremos como papás es que nuestros hijos sean buenas personas y hacia eso vamos a ir encaminados. Seguro cometeremos errores en el camino, pero es por hacer todo para ellos.

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