La primera orquesta 100% femenina de Afganistán tocará en Davos

Zohra es la primera orquesta 100% femenina de Afganistán. La agrupación musical se presentará el próximo 19 y 20 de enero de 2017 en la clausura del Formo de Davos. Foto:AFP.

Zohra es la primera orquesta 100% femenina de Afganistán. La agrupación musical se presentará el próximo 19 y 20 de enero de 2017 en la clausura del Formo de Davos. Foto:AFP.

Zohra es la primera orquesta 100% femenina de Afganistán. La agrupación musical se presentará el próximo 19 y 20 de enero de 2017 en la clausura del Formo de Davos. Foto:AFP.

Las 35 jóvenes de la primera orquesta femenina de Afganistán se han aprendido al dedillo el solfeo para tocar esta semana (15-20 de enero de 2017) ante los ricos y poderosos del mundo en el Foro de Davos.

La orquesta Zohra, compuesta por jóvenes de entre 13 y 20 años, muchas de ellas de familias humildes, tocarán jueves y viernes (19-20 de enero de 2017) en la clausura del Foro Económico Mundial que reúne cada invierno en Suiza a unos 3 000 dirigentes mundiales.

Será el primer concierto en el extranjero de esta orquesta fundada unos meses atrás en un país en guerra desde hace casi 40 años. Interpretará únicamente temas clásicos afganos.

Con el ceño fruncido, muy concentradas en los instrumentos, las chicas ensayan bajo la batuta de Negina Khpalwak. Esta joven, que cumplirá 20 años en el viaje de vuelta, ya es todo un símbolo. “La primera directora de orquesta del país”, afirma, orgulloso, el doctor Ahmad Sarmast.

Con solo 19 años, Negina Khpalwak es la primera mujer directora de una orquesta en Afganistán. Foto: AFP.


Musicólogo y trompetista, fundador del Instituto Nacional de Música (Anim) y padre de la orquesta Zohra (Venus en árabe y en persa) , el doctor Sarmast ya fue víctima de un atentado. Y es que desafía una doble prohibición.

Su formación se costeó con la ayuda del Banco Mundial y de donantes extranjeros. Es “probablemente la primera orquesta femenina del mundo musulmán”, al menos de música clásica, afirma.

Un auténtico desafío a las fuerzas oscurantistas que, 15 años después de la caída del régimen de los talibanes, siguen relegando las mujeres a un segundo plano y considerando la música como una perversión, pese al rico patrimonio afgano.

Zohra nunca tocó fuera de Kabul. “Para las afganas todo es muy difícil, algunos padres siguen prohibiendo a sus hijas ir al colegio”, explica Negina. “Para ellos las niñas deben quedarse en casa y hacer la limpieza”.

Las integrantes de Zohra desafían los estereotipos asociados a las mujeres en Afganistán. Foto: AFP.

“En mi casa, con la excepción de mis padres, todos se oponían. Mi abuela advirtió a mi padre: 'Si dejas que Negina vaya a la escuela de música, dejas de ser mi hijo”.

Desde entonces se rompieron los vínculos familiares y los padres de Negina se fueron de la provincia de Kunar, en el este, para vivir con la joven en Kabul. “Más vale eso que morir”, cuenta ella. Uno de sus tíos incluso amenazó con matarla si la ve. “Nos avergüenzas”, le soltó.

Negina aspira un día a obtener una beca en el extranjero “para estudiar, estudiar y volver como directora de la orquesta nacional de Afganistán”, lo que sería toda una hazaña.

En 2016, según la oficina nacional de estadísticas, sólo el 36% de las afganas menores de 25 años fueron a la escuela. “Aquí, si no te alzas contra la sociedad, no tienes futuro. Yo quiero abrir el camino para otras”, afirma categórica Negina.

Las chicas de la orquesta Zohra se dan cuenta de la ocasión que se les presenta para cambiar de destino. Algunas fueron niñas de la calle, sin techo. El instituto recluta a la mitad de sus efectivos entre la población más marginada.

A sus 18 años, Zarifa Adiba, violinista, ya tocó con Instituto Nacional de Música en el Carnegie Hall de Nueva York. Ahora, durante los ensayos, esta bella joven de la minoría chiita Hazara es quien transmite calma a sus compañeras, muy nerviosas.

Zarifa Adiba, violinista, tiene 18 años y ya ha tocado el instrumento junto al Instituto Nacional de Música en el Carnegie Hall de Nueva York. Foto: AFP.

“Vivir en Afganistán en la actualidad es temer cada minuto por tu vida ¿Dónde y cuándo será la próxima explosión? Como música, el peligro es todavía mayor”. Pero Zarifa, cuya madre nunca fue a la escuela, está convencida de que “su generación debe cambiar la mentalidad” de la sociedad.

“Nosotros somos los que tenemos que hacer algo por este país, se tardará una generación en cambiar las cosas”, piensa la joven, que se apasionó por la música mirando la televisión. “Ahora quiero irme a estudiar a Yale, Harvard o Stanford y ser una buena persona. Pero prometí volver luego”.

“¿Irá Michelle Obama a Davos?”, pregunta, cruzando los dedos para que la primera dama saliente acuda al foro. “La adoro, cuando la oigo, me siento orgullosa de ser mujer”.

Para el doctor Sarmast, estas jóvenes son las mejores embajadoras para demostrar que Afganistán “sabe implicarse en favor de la diversidad musical y cultural”.

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