Patricio Quizhpe tiene su taller y almacén en el centro de Saraguro. Oferta objetos utilitarios y adornos en fibras naturales. Foto: Lineida Castillo /EL COMERCIO
Las comunidades de Ilincho, Gunudel y Lagunas, ubicadas en el cantón Saraguro, concentran la mayor cantidad de artesanos indígenas de Loja.
Son más de 50 productores dedicados a la elaboración de adornos, objetos utilitarios, instrumentos musicales, ropa, bisutería, cerámica, madera…
En Gunudel vive Miguel Ángel Lozano, de 64 años, quien es experto en la técnica del barro. En 1984 estudió Arte en la Universidad Técnica Particular de Loja.
Allí, aprendió desde la preparación de la pasta para moldear la cerámica hasta los diseños, formas, colores… Antes era agricultor.
Con ese aprendizaje decidió elaborar piezas con motivos que identifican a su pueblo. Tiene jarrones o platos decorados con la imagen de la mujer o el hombre indígena. También, maíz, tupo, guango, aretes… que son parte de la indumentaria.
Todo lo hace de forma manual, ayudado de la precisión de sus dedos que los humedece las veces que sean necesarias para retirar las partículas del barro, que parecen pasar inadvertidos. Trabaja los fines de semana con Thalía, la última de ocho hijos a los que les enseñó a amoldar el barro.
Las obras de Miguel Lozano están en Estados Unidos, Japón, Europa… “Acá han llegado embajadores y han llevado las piezas”. Sin recelo, dice, que el extranjero valora más las artesanías y más si se trata de objetos que recrean la cultura, tradiciones y forma de vida.
Manuel Guamán es otro artesano y tiene su taller en Ñamarín. Él también trabaja con el barro, pero se inclinó por elaborar piezas de los personajes más representativos de la Navidad indígena como los wikis, ajas, marcantaita, entre otros.
Elena Macas, de 51 años, lleva la mitad de su vida elaborando blusas y polleras bordadas. También, elegantes aretes, collares y llaveros en mullos.
Desde octubre se dedica, casi de forma exclusiva, a elaborar el traje típico, la máscara y el muñeco del wiki, el personaje jocoso de la Navidad.
Ella es hábil para todo lo que le enseñen y por eso siempre está siguiendo cursos en manualidades y costura. “Hay que actualizarse para crear nuevas técnicas y ajustarse a las demandas de la gente”, dice esta indígena que ha participado en una feria con sus collares en Estados Unidos.
En su casa-taller exhibe algunas de sus obras. La prenda más económica cuesta USD 1 y es un par de aretes y la más elaborada USD 100 y es un collar ancho. “En la combinación de los colores y diseños está la belleza de todo”.
En cambio, Patricio Quizhpe lleva 10 de sus 37 años dedicado a la elaboración de instrumentos musicales y objetos tejidos en fibras naturales como el carrizo, bambú, mate, poto…
Cada pieza está relacionada con la cultura, cuenta mientras muestra una flauta de sonido fino, que utilizan los artistas que entonan melodía de chaspishka andino.
Quizhpe estudió Diseño y Arte en la Universidad Técnica Particular de Loja y se perfeccionó en el pirograbado, que es una técnica de grabado que consiste en el quemado de la madera.
De esta forma elabora imágenes de indígenas, instrumentos musicales y otras imágenes sobre platos y jarrones. Él vende sus obras en su galería-taller.
En la vía Saraguro-Loja, sector de San Lucas, está el Centro Turístico Runa Wasi, término kichwa que significa Casa del Hombre.
Tres ambientes guardan la más completa variedad de artesanías y tejidos de varios artesanos, entre ellos de Juan Quishpe, Manuel Guamán, Miguel Lozano, Alejandrina Zapata, Ana Lucía Lozano, entre otros.