María Josefina Viteri es una de las dos actrices (la otra es Dolores Ortiz) que dan vida a la protagonista de ‘Esas Putas Asesinas’; en esta imagen se la ve en una de las escenas finales. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Todo en la Casa Moujou presagia el error, el dolor, la violencia, en fin, la recreación del deseo convertido en desgracia, en muerte. Cuando la luz se enciende e ilumina las sábanas de decorado que ondean al viento en el patio delantero, y el público entra a la casa, comienzan 30 minutos de angustia traducida al lenguaje del performance teatral.
La propuesta del colectivo Mitómana/Artes Escénicas en ‘Esas Putas Asesinas’ (una adaptación libre del cuento ‘Putas Asesinas’, de Roberto Bolaño) tiene varios puntos altos. Uno de ellos es la instalación que han logrado hacer de una casa entera. Solo Casa Moujou amerita una nota aparte; con la participación de David Intriago, Israel López, María Josefina Viteri y María José Terán, y la colaboración de Raffaella Descalzi y Julio Baquero, el escenario por el que circulan actores y público invita a la contemplación. La casa se convierte en un personaje más en esta obra dirigida por Gabriela Ponce.
‘Esas Putas Asesinas’
El público (que no puede exceder de 13 personas por presentación) espera en el patio antes de entrar a la casa donde se lleva a cabo la obra. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Con esta primera escena, en la que María Josefina Viteri sirve un té imaginario y repite varias veces: “Este miedo, este miedo”, comienza la obra ‘Esas Putas Asesinas’, dirigida por Gabriela Ponce. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Una de las primera apariciones de Max, desde la lavandería hacia el área social de la casa. El público ve la escena desde adentro. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
María Josefina Viteri es una de las dos actrices (la otra es Dolores Ortiz) que dan vida a la protagonista de ‘Esas Putas Asesinas’; en esta imagen se la ve en una de las escenas finales. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Dolores Ortiz es una de las dos actrices (la otra es María Josefina Viteri) que dan vida a la protagonista de ‘Esas Putas Asesinas’; aquí se la ve en uno de sus monólogos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
David Frank interpreta a Max, el hombre que ha sido llevado a la casa de una mujer, después de que ella lo vio en la televisión. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El baño de la casa es otro de los escenarios utilizados por las actrices para interpretar sus líneas; en esta imagen, María Josefina Viteri. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El público comparte el escenario con los actores. La obra se desarrolla por toda la casa a lo largo de la media hora que toma. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Dolores Ortiz durante su primera aparición en la obra; su personaje comienza un atormentado monólogo en la cocina. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Un detalle de la estética utilizada en la obra; estos zapatos-macetas reciben a los espectadores. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Las actuaciones de Dolores Ortiz y María Josefina Viteri constituyen otro puntal de ‘Esas Putas…’, pues en ambas actrices recae la mayor cargadramática y física de la obra; y lo logran con sobriedad y contundencia, sin necesidad de recurrir a actuaciones afectadas ni grandilocuentes. Ambas transmiten aquello que mueve, que duele, que horroriza a la mujer del cuento de Bolaño que ha ido a buscar al estadio a un hombre, Max, que apareció en la televisión y lo ha llevado a su casa ¿para matarlo? Todo indica que sí.
David Frank es Max, el objeto del deseo/venganza de la mujer representada en formato coral por Viteri y Ortiz. La presencia escénica de Frank es más que nada de apoyo e impone el ritmo violento de esta trama potente que revuelve el estómago y eriza la piel.
Quienes se quieran acercar a esta experiencia escénica pueden hacerlo el 23, 24 , 29, 30 y 31 de enero, a las 19:30 o 20:30, en la Italia N31-101 y Vancouver.