Cuando se siente amenazada su piel cambia de coloración y así logra pasar desapercibida frente a sus depredadores. Por eso se la conoce como un falso camaleón. Se trata de la lagartija de Telimbela (Anolis poei), una nueva especie de reptil descubierta en los Andes ecuatorianos, específicamente en el bosque de Bolívar.
Los estudios genéticos y moleculares para demostrar que este animal aún no había sido descrito duraron un año. Se realizaron en el laboratorio de la Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en Quito. El biólogo Fernando Ayala participó de la expedición en la que se recolectaron varios especímenes para estudiar su morfología, distribución, reproducción, etc., en el 2012.
El biólogo indica que la nueva especie se parece mucho a la lagartija gema (Anolis gemmosus). Ambas tienen las mismas medidas, habitan en las zonas subtropicales y constan en la Lista Roja de especies amenazadas que maneja la Unión Internacional para el Cuidado de la Naturaleza (UICN).
Sin embargo, difiere de esta en el color del pliegue gular, una protuberancia que sale desde su cuello hasta la parte baja de su vientre blanco con escamas amarillas y verdes.
Ayala agrega que este plisado solo lo tienen los machos y se hace visible para llamar la atención de las hembras y lograr su reproducción. Este tipo de lagartija habita en el bosque montano, entre los 1 300 y 1 500 metros de altitud.
Con este descubrimiento, en lo que va del 2014 son ocho las especies que se han descrito en el país, informa la PUCE.
El biólogo Juan Carlos Zambrano señala que Ecuador lidera la lista de los 10 países con más diversidad de reptiles del mundo. Cuenta con cerca de tres especies por cada 2 000 kilómetros cuadrados.
Estos datos se ratifican en un informe del Museo de Zoología de la PUCE. Hasta el 2013, en el país existían 437 especies de reptiles: 31 de tortugas, 5 cocodrilos y caimanes, 3 anfisbénidos (pequeños reptiles que viven en el subsuelo), 182 lagartijas y también 216 culebras. Pero en lo que va del 2014, la cifra aumentó a 440 con el hallazgo de dos culebras (Philodryas amaru y Siphlophis ayauma) y el descubrimiento más reciente: Anolis poei.
Ayala también es parte del Museo, es director de la Colección de Herpetología que hay en el lugar. Indica que el nombre de la nueva lagartija se dio en honor a Steven Poe, un experto en Anolis cuyas técnicas de campo dieron un giro en la búsqueda de estos animales con alto potencial taxonómico, ecológico y etológico.
En terminos ecológicos, este tipo de reptiles consumen todo tipo de insectos. Eso evita la propagación de plagas para los humanos y la destrucción de sus cultivos. A su vez son devorados por otras especies, lo que completa la cadena alimenticia y mantiene el equilibrio de la naturaleza. Santiago Ron, quien trabaja con este grupo de animales, agrega que tienen una importante función como indicadores de la salud de los ecosistemas.
Su sensibilidad a cambios ambientales y a la contaminación hace que sean los primeros en desaparecer de un lugar.
La semana pasada este descubrimiento fue publicado en una revista científica que valida el hallazgo. En el documento se informa que la diversidad de lagartijas en Ecuador es notable, más aún en el oeste de los Andes (Telindela, Bolívar), sitio en el que además de la nueva especie, los biólogos también hallaron a otras cinco especies de Anolis.
Zambrano sostiene que Ecuador cuenta con los ecosistemas necesarios para estas especies. Por ello es muy probable que el número de especies de este grupo aumente considerablemente durante los próximos años.
A escala mundial, un informe de la UICN indica que uno de cada cinco reptiles está en peligro de desaparecer.
En contexto
Desde 2005, después de la Cumbre Mundial para la Conservación de Anfibios y Reptiles, la PUCE trabaja en proyectos de conservación. Las amenazas de estas especies son el cambio climático y la destrucción de su hábitat.