Norma Llanos: 'Mi sueño es que mi local crezca, y en cinco años tener otro'

Norma Llanos, una de las Mujeres 4.0. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

Norma Llanos, una de las Mujeres 4.0. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

Introducción:

Norma Llanos llega apurada, saluda, se disculpa por el atraso y está dispuesta a que empecemos cuanto antes: tiene un montón de cosas que hacer. Norma es vital y amable; también es un poco distante. Sin embargo, no tiene reparos en compartir detalles íntimos de su vida de ahora y de su vida de adolescente, cuando llegó de Quito a Cuenca, porque el segundo matrimonio de su madre así lo imponía. Norma odiaba esa situación de la que se sentía presa. Hoy, tiene un próspero negocio de filmación de bodas y un estudio fotográfico junto con su marido, en Cuenca. Y ya nunca pensaría en dejar esa ciudad en la que ha vuelto a empezar varias veces...

Testimonio:

Venir a Cuenca fue superfrustrante, porque mis amigos y mi familia estaban allá (Quito). Mi abuelita y mis tíos no querían que yo viniera, porque mi mami se iba a casar con otra persona que no era mi papá. Y le pidieron que me dejara allá con ellos. Pero mi mami no quería. Nunca me iba a dejar.

Y era más difícil porque yo no me llevaba bien con mi padrastro. Yo trataba de que mi mami estuviera tranquila, aunque mi vida era difícil; él no era mi papá y no iba a entender jamás por lo que yo estaba pasando.

Él tomaba y, aunque físicamente jamás le maltrató, psicológicamente sí le maltrataba a mi mami. Nunca me atreví a decirle nada a él, pero sí le decía a ella que se separe. Mi mami nunca me hizo caso, y ahora talvez entiendo por qué no lo hizo.

Yo también tengo un hijo (Mateo, de 17 años) que no es hijo de mi esposo y a veces tienen roces entre ellos, pero mi esposo tiene una paciencia increíble. Él le conoció a mi hijo a los 3 años y Mateo le dice papá. Al principio se llevaban muy bien, pero cuando comenzó la adolescencia de mi hijo comenzaron los problemas. Ahora entiendo el dilema de mi mami.

Yo en esa época (en su adolescencia) quería regresarme a Quito. Quería ser valiente, coger mis cosas, subirme en un bus y salir de aquí. Pero nunca me atreví; yo sabía que mi mami me necesitaba. Y creo que tomé la mejor decisión.

Aquí estudié Psicología Infantil porque me encantan los niños. Me hubiera gustado poder seguir trabajando con ellos (trabajó en dos centros infantiles) pero no seguí por la parte económica. Justo me salió un trabajo en el INEC, que pagaba mucho mejor y me fui. Ahí era revisora cartográfica; revisaba mapas, planos…

En mi vida había cogido una cámara de fotos o de video (su esposo es fotógrafo y desde antes de conocerla filma bodas), pero me casé con él y me propuso que nos pongamos un estudio de foto y video. Me compré una computadora y él llegó un día y me dijo: Norma, para mañana necesito este matrimonio. Yo no sabía editar. Llamé a un amigo, que vino y me dijo: Esto se hace así, así y así; en unos 20 minutos terminó la explicación y ya me puse a editar. Esa vez sí sufrí porque no podía, pero poco a poco lo iba logrando.

Desde hace ocho años soy la que hace los videos: filmo y edito; yo me encargo solo de las bodas. Tengo unos 7 matrimonios al mes. Mi sueño es que el local crezca, y en cinco años ya me veo con otro local. Además quiero meterme a estudiar Video y Producción, para ser más profesional.

La verdad es que no he sentido que el tiempo ha pasado. Ni me daría cuenta de que tengo 40 si no fuera por el Mateo que a cada rato me canta Señora de las cuatro décadas. 

Suplementos digitales