Un científico que defiende la agricultura del pasado como clave para el futuro se convirtió en el primer cubano en ganar el Premio Ambientalista Goldman. Este es el mayor galardón del mundo para movimientos ecologistas de base. Humberto Ríos fue proclamado ganador del Goldman, junto con cinco activistas (ver recuadro). Cada uno recibirá USD 150 000, una cifra enorme en Cuba, donde el salario promedio anual ronda los USD 240. Ríos señaló que el premio fue recibido inicialmente con cierta desconfianza por su Gobierno, porque venía de Estados Unidos, el histórico enemigo ideológico de Cuba. Ríos fue premiado por su trabajo para promover el retorno a técnicas tradicionales de agricultura, centradas en la diversidad de semillas, la rotación de cultivos y el empleo de pesticidas y fertilizantes orgánicos para aumentar las cosechas y mejorar el cuidado del ambiente. Esos métodos fueron abandonados cuando la agricultura cubana, dominada por la producción de azúcar, fue industrializada en la segunda mitad del siglo XX, después que la Unión Soviética se convirtiera en el principal benefactor de la isla. Cuba, inundada con pesticidas y fertilizantes de sus aliados del bloque socialista, se convirtió en la década de 1980 en el país de América Latina con más uso per cápita de agroquímicos.