Los niños de la generación Z son extratecnológicos

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‘Soy adicto a los juegos del computador”, dice Andrés Shats. Su afirmación parece una exageración si se toma en cuenta que solo tiene 6 años, pero él no miente. La tecnología es su pasión: todos los días juega al menos una hora frente a la pantalla; además, le encanta usar el iPhone de su papá y la Wii.

“Andrés llama la atención porque empezó desde muy chico a manejarse con el computador”, dice su mamá, Patricia Corrales.

Aunque a los padres sorprende la habilidad de sus hijos con los medios digitales, es un hecho que los expertos dan por sabido. Incluso hablan de la generación Z o iGen, por su pasión por la tecnología y la Internet.En Collect Investigaciones de Mercado han realizado estudios sobre esta generación, que incluye a niños nacidos después de 1993. Gracias a los resultados obtenidos, Max Purcell, su gerente general, tiene claro el panorama: “Es una generación full tecnológica, casi como si lo tuviera en el ADN, por la facilidad con que se adapta a la tecnología y entiende códigos visuales. Además, son niños con pocos hermanos y su mundo social lo arman en el colegio porque la vida de barrio desapareció”.

Otro rasgo de este grupo de niños y adolescentes es la alta importancia que le dan a la ecología, según advierte la psicóloga Carla Padilla, experta en temas de ciberpsicología. Y tiene razón: según datos del estudio Generación Digital, 7 de cada 10 niños chilenos están preocupados por el medio ambiente.

Alejandro, de 10 años, el hermano mayor de Andrés, por ejemplo, cuando ve un papel en el suelo no duda en levantarlo. “Me carga que haya basura en la calle, porque contamina, y estamos con problemas por el calentamiento global”, dice, seguro.

La información sobre este tema la obtiene buscando en la web, algo también propio de la iGen. “Ellos buscan noticias desde distintos puntos de vista y son hábiles para encontrarla”, comenta Padilla.

Para el sociólogo Nino Bozzo, el exceso de información tiene su lado negativo: “Estos niños y jóvenes no tienen capacidad para discernir la información. Es cierto, se informan más, pero con poca profundidad”.

La nueva generación Z también se diferencia de sus padres en ser más tolerantes con el resto y no ver mayores diferencias entre hombres y mujeres. “La diversidad es parte del mundo virtual, hay mayor aceptación del otro y amplitud de mente”, dice la psicóloga Padilla.

Y la mamá de Alejandro y Andrés sabe que esto es cierto: “No sé si será por los viajes, por la televisión, por el colegio en el que están, por Internet o por una suma de factores, pero a ellos no les llaman la atención las distintas razas ni las personas que se visten diferente”.

Asimismo, los expertos tampoco esperan que cuando sean adultos, estos niños le den mayor importancia a la educación formal: “Los posgrados no serán su foco y, en cambio, privilegiarán la calidad de vida, a diferencia de la generación X”, afirma la psicóloga Carla Padilla.

Sin embargo, sí se trata de personas consumistas, sobre todo de objetos tecnológicos, y, según aclara Max Purcell, les cuesta ahorrar, porque buscan una satisfacción inmediata.

“Esto se debe a varios factores -explica Purcell-, y uno de ellos se refiere a que los padres tienen acceso más fácil al dinero que las generaciones anteriores. Y adicionalmente tienen menos hijos, entonces, tratan de satisfacer todos sus requerimientos”.

En efecto, un estudio internacional sobre las tendencias sociales y los gustos de los más pequeños en cuanto a los juguetes revela que los niños actuales “son bastante diferentes a las épocas anteriores”, ya que son “superconsumidores”.

El trabajo, titulado The New Generation y que publicó la agencia Europa Press, revela que, de hecho, el 60% de las compras familiares son para ellos y cada vez a edades más tempranas acceden a las nuevas tecnologías, puesto que ya hay juegos de ordenador para bebés y portátiles para niños.

La investigación se realizó durante un período de dos años. Se han seleccionado niños de entre 4 y 12 años de siete países europeos -España, Alemania, Inglaterra, Holanda, Francia, Portugal e Italia- y de ella se señala que “no todas las niñas son princesas y adoran el rosa ni todos los niños se apasionan por el fútbol”.

El Instituto de la Pequeña y Mediana Industria Valenciana (Impiva), de Valencia, España, ha respaldado este estudio internacional. El trabajo fue liderado por el Instituto Tecnológico del Juguete, con sede en Alicante.

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