Cuarenta y dos niños diagnosticados con cáncer y algunos hermanos de otros tantos, que no pueden participar. Ellos presentarán ‘La silla que cura’, el sábado 12, a las 19:00, y el domingo 13, a las 11:00, en el Teatro Capitol, en Quito.
La obra de teatro-terapia, como la llaman los organizadores, de la Fundación Cecilia Rivadeneira, es una suerte de invitación. ¿Protagonizada por niños que batallan con esta enfermedad? Claro, responde Wilson Merino Rivadeneira, el principal de la Fundación que cumplirá 12 años de existencia el próximo miércoles 16 de noviembre de 2016.
Cada butaca llena del teatro, de San Blas, alentará a los niños, anota Merino Rivadeneira. Y “enseñará a los asistentes a superar sus problemas inspirados en la lucha diaria de los niños contra el cáncer, enfermedad costosa, larga, difícil, pero no invensible”.
La madre de Wilson Merino falleció cuando él tenía 19 años con un tumor cancerígeno. Ahora tiene 34 y en estos años ha desarrollado, con la Fundación, diversas actividades para acompañar a los chicos que viven con la enfermedad.
Desde hace tres años, la Fundación Cecilia Rivadeneira apostó por las artes escénicas. Lo ven como el espacio para recobrar el derecho fundamental de los niños a la recreación, a compartir con niños de su misma edad que atraviesan dificultades similares.
Merino también apunta que el teatro es “terapéutico”, que permite que los niños puedan comunicar sentimientos guardados en su corazón como la incertidumbre de no saber qué pasará en su futuro… “Hemos visto mejoría en ellos y también en sus familias”, sostiene.
El Programa de Formación de Artes Escénicas de este grupo tiene ya 10 años. Empezó con ‘Ja- Jarabe de la Alegría’, que se desarrolló en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Entonces los protagonistas no eran los pequeños sino los llamados ‘Doctores Sonrisas’, es decir clowns.
Pero han avanzado. Primero a manera de talleres vacacionales, que son el inicio, los primeros pasos de la escuela de formación. Actuar en ‘La silla que cura’ fortalece a algunos niños que están en pleno tratamiento con quimioterapia. También, a hermanos, que no son el centro del hogar pues la familia se ha enfocado en quien está grave.
El 73,4% de los niños, vinculados a la Fundación, está matriculado en escuelas o colegios. Y el 32% ha perdido algún año escolar por la situación. El 49,6% de hermanos se queda en casa con un pariente y el 27,40% se queda solo.
Las cifras son parte del estudio ‘Háblame de ti’, del 2014, para lo que se utilizó los registros de hospitales y encuestó a 260 familias de niños con cáncer, que se tratan en Quito, Guayaquil, Cuenca y Portoviejo, relacionadas con la organización. Según Merino, en el 2015, 854 familias estuvieron involucradas.
El 18 y 19 de este mes, ‘La silla que cura’ se trasladará a Cuenca, y presentará la obra en el Teatro Sucre de esa ciudad.
La entrada para el espectáculo cuesta USD 10, por persona. Para tener más información pueden comunicarse al teléfono 246 0420 o también acercarse a la oficina matriz de la organización, en Quito, en Los Obrajes N3326 y Quiteño Libre. En Cuenca pueden ponerse en contacto con el
099 5710 645.