La familia Piñuela- Espín agasajó a 452 niños de la parroquia Pasa de Tungurahua. Foto: Raúl Díaz para El Comercio
Antes de que inicie diciembre amigos y familiares se reúnen para preparar fundas de caramelos, recolectar víveres y juguetes. Las redes sociales son su herramienta de difusión. A través de estas anuncian los lugares donde las personas pueden dejar sus donaciones.
La familia Piñuela- Espín se reunió para preparar las fundas de dulces que iban a entregar este fin de semana en la Escuela Juan Espín, ubicada en la parroquia de Pasa, Tungurahua. Su objetivo fue compartir y jugar junto a 452 niños de esta zona.
No fue necesario llegar con grandes camiones de juguetes ni de comida para que los pequeños tuvieran una celebración de Navidad diferente. Compartir, ayudar y ver felices a los demás es lo más importante para Sebastián Soria de 9 años que llegó el domingo a Pasa con sus familiares.
Desde hace seis años aproximadamente, la familia Piñuela- Espín y varios amigos realizan este tipo de agasajos navideños en diferentes zonas. Los caramelos, juguetes y refrigerios que reciben los niños son donados por este grupo de personas.
Fanny Carrasco, directora encargada de la Escuela Juan Espín de Pasa, indica que este espacio y tiempo que dedican estas personas es muy valioso para los niños del sector ya que muchos de ellos no pasan estas festividades junto con sus padres.
Entre risas, juegos y dinámicas los pequeños demostraron sus habilidades para cantar y responder a las preguntas que les formulaban los integrantes de este grupo de voluntarios denominados como la ‘Caravana de la Alegría’.
Juan Carlos Piñuela indica que esta actividad es valiosa ya que permite retribuir y aportar con las personas que no tienen las mismas posibilidades económicas. Además, es una buena alternativa para que los niños entiendan que la Navidad no solo es recibir obsequios sino también dar y desprenderse de las cosas materiales.
Los niños de primero a octavo año de Educación Básica formaron grupos junto con sus maestros para preparar frases relacionadas a la Navidad. Cada vez que las repetían se notaba su alegría por compartir con nuevas personas. Dependiendo del desafío que les asignaban iban ganando juguetes, libros y rompecabezas.
Paula Piñuela de 10 años entregó a los niños de la escuela Juan Espín que fueron agasajados algunos de sus juguetes. Al inicio se sintió un poco triste, pero al ver que los pequeños se emocionaron al recibirlos sintió una alegría.
Después de las dinámicas, los profesores hicieron que los alumnos se formen para que recibieron la funda de caramelos y los sánduches que el resto de los voluntarios prepararon mientras los pequeños se divertían y jugaban.
La entrega de estos regalos fue a cargo de los más pequeños de la familia. Cada uno se encargaba de supervisar que las cosas salieran en orden y que todos recibieran su refrigerio.
Carla Quito indica que mientras más personas se unan a esta iniciativa, los niños podrán compartir un espacio de calidad. Una de las enseñanzas de estas actividades es que los niños aprendan a compartir y dedicar un poco de tiempo con las personas que necesitan.
Sin embargo, este tipo de actividades solidarias quieren realizar en otros meses del año como el Día del Niño.
Precisamente existen otras iniciativas de ayuda que se ejecutan a lo largo de todo el año y por Navidad se intensifican.
Por ejemplo, María Cristina Gómez, Gabriela Fraga y María Isabel Yerovi, desde febrero de este año realizan el proyecto denominado Martes de comida caliente. El objetivo es cocinar sopa, tallarín con carne, arroz relleno, sánduche o hot dog para repartir los días martes de cada semana a las personas que trabajan o se encuentran por las noches en las calles de Quito como los minadores de basura.
Para continuar con su ayuda estas tres mujeres decidieron regalar una caja navideña con víveres para cada familia. Por ello, hace 15 días pidieron colaboración de la gente en las redes sociales. La respuesta fue favorable y lograron recolectar cerca de 30 canastas.
Además, otro de los proyectos que tienen es realizar una campaña para que la gente logre separar las cosas reciclables de los desechos comunes. Con esto darían una mejor calidad de vida a la gente que trabaja como minador. La otra iniciativa es ayudarles con materiales para que se cubran durante su trabajo con guantes, botas, mandil, entre otros.
Para Rodrigo López, estudiante universitario, no es necesario pertenecer a una fundación o empresa grande para colaborar con las personas que más necesitan. Desde mediados de noviembre publicó en las redes sociales anuncios para recolectar juguetes ya sean nuevos o usados pero que estén en buenas condiciones.
El lugar de recepción era su casa y en ocasiones la universidad. Hasta la semana pasada logró recolectar cerca de 100 juguetes para niños y niñas de todas las edades.