Una nueva propuesta de la Subsecretaría de Educación de Guayaquil es incorporar la música como eje transversal de la enseñanza, desde los grados iniciales hasta el bachillerato.
La idea es que este arte sirva como una metodología que permita a los estudiantes aprender y reforzar los contenidos sobre otras asignaturas. Por ejemplo, puede ser un recurso para conocer las partes del cuerpo humano o las provincias del país.
El primer paso de este plan fue realizar un taller en el que participaron 45 docentes de primero hasta décimo de básica de los cinco colegios réplicas y de la Unidad Educativa del Milenio de la ciudad.
La capacitación, que se realizó a mediados de junio, fue dictada por la pedagoga rusa Natalia Kovalenko, subdirectora del Conservatorio Mozarte. Los maestros recibieron un libro, un CD y una guía didáctica.
Ella asegura que en la educación local se necesitan ciertos cambios para alcanzar un mayor nivel de calidad. “Antes se tomaba a la música como una materia de relleno. Nuestra propuesta es integrarla con otras asignaturas para aprovechar su capacidad”.
Kovalenko dice que la recepción de la información es más duradera a través de la música versus las explicaciones tradicionales. Explica que este arte facilita la conexión entre ambos hemisferios del cerebro, así como estimula la formación de redes neuronales.
De este modo, cuentos musicalizados, canciones o dinámicas facilitan la enseñanza del vocabulario. El valor agregado es que incentivan la imaginación y combinan las actividades académicas con momentos lúdicos, facilitando el proceso de aprendizaje y comprensión de la información.
La pedagoga recalca la importancia de empezar con esta metodología desde los niveles de Educación Inicial, ya que en la etapa desde los 0 a los 5 años, se fundamenta el carácter, la identidad y los rasgos de un ser humano. “Nosotros planteamos como educadores la estimulación temprana con música desde el vientre materno”, dice Kovalenko
En el Colegio Réplica Aguirre Abad ya se está aplicando esta metodología en los niveles iniciales. Se encuentran en una fase de adaptación.
Las docentes Alexandra Coronel y Jéssica Bazurto se dirigen a 16 niños de alrededor de 4 años, de Inicial II. “Juguemos en el bosque mientras el lobo no está…”, cantan las maestras acompañadas de las voces de los pequeños.
“¿Qué está haciendo el lobo?”, pregunta una de ellas. “Poniéndose los pantalones”, responde la otra y señala una imagen de un par de pantalones que está pegada en el pizarrón.
Coronel explica que, aunque parece un simple juego, esta actividad es una forma de reforzar el aprendizaje de vocabulario y el orden secuencial.
Además -dice- fomenta la interacción social y la confianza de los estudiantes. Las imágenes utilizadas son un complemento, que pone en escena otros elementos sensoriales, como la vista. De ese modo, se generan asociaciones que facilitan el aprendizaje.
En el material entregado a los profesores que participaron en el taller, se explica que la música puede ayudar a que los chicos desarrollen nuevas destrezas. Atención, concentración, memoria, pensamiento lógico, imaginación, orden numérico, canto, expresión corporal, coordinación rítmica… son algunas de las mencionadas.
En el aula, los niños corren, ríen y cantan. Al terminar todos corean “¡Bravo, bravo, bravo, bravísimo. Bravo, lo hicimos muy bien!”, mientras aplauden. Alumnos y maestras se sientan en el piso y se da una retroalimentación sobre lo que acaba de suceder. Luego, las maestras preguntan, cantando, el nombre de cada estudiante. Ellos responden cantando. “Esta actividad está conectada con la identidad”, señala Coronel.
Mónica Moreira, rectora del colegio, afirma que en el taller participaron cuatro profesores de la institución. La proyección es que ellos sirvan de instructores para sus colegas y repliquen lo aprendido en el curso, para poder aplicarlo en todos los niveles educativos.
Para Moreira, en este período de prueba la recepción de los estudiantes ha sido positiva. “Los niños se sienten motivados y disfrutan del proceso”. Añade que desde las dinámicas se puede también fomentar valores y principios.
Desde la Subsecretaría, se asegura que esta es una de las propuestas que buscan dar a los docentes nuevas herramientas pedagógicas. María Verónica Morales, directora de coordinación educativa, dice que otra de las ventajas de esta actividad es que no solo beneficia a los alumnos sino también a los maestros. “Los sensibiliza y ellos también refuerzan ciertas destrezas simultáneamente”.
La capacitación es clave, ya que muchos profesores pueden llegar a sentirse inseguros al principio. “Pero no es necesario tener experticia ni conocer de música”, dice Morales. Para este tipo de metodología, lo importante es la apertura.