La gráfica muestra un detalle del ingreso principal del edificio cubierto por el volado. Foto: www.arquitecturaviva.com
Como todo gurú, Santiago Calatrava tiene defensores a ultranza y críticos acérrimos; quienes le ponen en el olimpo o en el averno de la arquitectura de todos los tiempos.
A pesar de esa falta de consenso, el quehacer del español es muy cotizado en todo el mundo. Un ejemplo de esto es el Museo del Mañana, que se inauguró el 20 de diciembre pasado en Río de Janeiro e, inmediatamente, se convirtió en el nuevo ícono arquitectónico de la ciudad de la samba.
Como informa La voz de Galicia, el Museo del Mañana es una obra futurista de 15 000 m² de construcción que fue ideada teniendo en cuenta el entorno del puerto de Río de Janeiro y la exuberante naturaleza de toda la ciudad. Es, además, una de las principales obras del proyecto de revitalización del puerto carioca de cara a los Juegos Olímpicos de este año.
La instalación fue construida en un muelle del puerto que se proyecta sobre la bahía de Guanabara y frente a la céntrica y tradicional plaza Mauá, que fue totalmente rediseñada y reurbanizada, y que también incorporó como atracción el Museo de Arte de Río (MAR).
Esta zona portuaria también ofrecerá otras atracciones, como un gigantesco acuario, galerías de arte, edificios corporativos y un polo gastronómico, en un proyecto que sigue el modelo de Barcelona.
El museo cuenta con 5 000 m² de espacio para exposiciones, así como con una cobertura metálica de forma cóncava que avanza 75 metros en dirección a la plaza Mauá.
La edificación, cuya altura fue limitada a 18 metros para que no tapara la visión de la bahía de Guanabara desde las construcciones vecinas, posee una planta superior destinada a exposiciones permanentes, con un techo de 10 metros de altura del que se puede observar toda el área portuaria.
Esta galería supone un “museo vivo” que servirá para actividades pedagógicas, y en donde se presentarán en su mayoría exposiciones sobre el futuro de la Tierra.
La construcción consta de dos niveles. Está rodeada de dos estanques de agua y zonas verdes. El techo está compuesto de placas fotovoltaicas, las cuales cambian de posición durante el día para aprovechar al máximo la luz del sol, según el portal Expok.
“La idea es que el edificio fuera lo más etéreo posible, casi flotando sobre el mar, como un barco, un pájaro o una planta”, afirmó el arquitecto-ingeniero al portal Archdaily.
El museo, con 30 000 m² de salas, jardines, espejos de agua y áreas de ocio, muestra al público el poder del hombre para cambiar el mundo, ya sea mediante la alteración del clima, la degradación de los ecosistemas o la interferencia en la naturaleza, así como el legado que está dejando al futuro. El costo osciló en los 85 millones de euros.