Guayarte despliega arte urbano con impronta oficial

Niña vo­lando cometa, del artista local Ricardo Sandoya.

Niña vo­lando cometa, del artista local Ricardo Sandoya.

Niña vo­lando cometa, del artista local Ricardo Sandoya. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

La pregunta gira en torno a lo que el Municipio de Guayaquil entiende por arte urbano. Guayarte, el nuevo proyecto de utilización artística de paredes públicas o privadas, escaleras y escalinatas, parece un poco más de lo mismo: una extensión del programa de coloridos mosaicos que adornan con cerámica los puentes a desnivel de la ciudad.

La primera obra del programa, inaugurada el pasado 1 de junio de 2017: 'Niña volando cometa', del artista Ricardo Sandoya, es precisamente un mosaico monumental construido con acabado de baldosas sobre un muro de contención en el talud del cerro El Jordán.

Los artistas urbanos que trabajan de forma espontánea en los muros de la ciudad con aerosol, pinceles y pintura, se preguntan por la inclusión en el proyecto de expresiones plásticas callejeras más vigorosas, técnicas como plantillas, pósteres, pegatinas, murales y grafitis, que dan su nombre al arte urbano (street art) o arte callejero.

Los antecedentes ponen al Municipio como censor para este tipo de obras. En el 2011, la Alcaldía mantuvo una pugna con la obra del artista Daniel Adum Gilbert, los empleados municipales comenzaron a borrar de forma sistemática sus murales, cubriendo con pintura gris sus intervenciones.

El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, le explicó a este Diario que el proyecto cuenta con dos etapas y que en una segunda fase incluirá tanto murales permanentes como obras perecederas. "Guayarte va a incluir arte urbano permanente, ordenado, estimulado, con raíces en el quehacer popular y en el interés de la gente que quiera hacer una actividad seria y libre. Hasta lo amateur, si se quiere, pero de manera organizada con el Municipio. Esto no implica el manchón”, dijo.

En esta primera etapa, el programa busca aprovechar los espacios adicionales a las pilas de los pasos elevados (son pocos las que restan sin obras), las faldas de los cerros, escalinatas intervenidas con mosaicos como las del Cerro Santa Ana, y muros como los de la Fuerza Aérea, en la avenida Plaza Dañín.

En la segunda fase del proyecto, se contratarán murales permanentes y otros de carácter efímero o perecedero, pues “la duración de las obras dependerá del carácter de los premios” que se otorguen, indico Nebot. El plan implica levantar edificaciones, parte de ellas con ‘containers’.

Adum documentó en su más reciente libro ‘Litro x mate’ la persecución que sufrió por parte del Municipio, primero con sus murales personales y con las “pintadas colectivas” a las que convocó luego como forma de protesta. "Guayarte me parece una falta de vergüenza y una politiquería atroz, una estrategia de lavado de imagen y un intento de recuperar votos perdidos en Guayaquil, no creo que sea algo honesto. Pero puede ser beneficioso para la ciudad”, dice.

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