El cantante Ricardo Montaner le dio el toque romántico al concierto. Foto: Galo Paguay. / El Comercio
Un cartel de siete artistas nacionales e internacionales convocaron a miles de personas en la Plaza Cívica Quitumbe, la tarde y noche de este sábado 6 de diciembre. Bajo el control de la Policía, la gente llenó por completo este espacio cultural en el que se desarrolló la segunda parte de Surrumba.
La fiesta inició con la presentación de la banda 24 de Mayo, Widinson, La Vagancia y Maykel en un espectáculo para todas las edades. A las 22:00, con el escenario abarrotado la gente se acomodaba por fuera del cerco que rodeaba la plaza para mirar el show en las pantallas gigantes instaladas a los costados del escenario.
A esa hora, Ricardo Montaner hizo su aparición en el escenario. De traje formal y sin preámbulos inicio su presentación con una dosis de buen romance. Luego de Convénceme, el público acompañó al venezolano coreando los versos de El poder de tu amor y A dónde va el amor. Este último tema fue con el brindó un saludo a Quito.
Luego apartó una silla a un costado del escenario desde donde interpretó Será, mientras una joven se lucía en el saxo. De semblante serio, el venezolano interactuó poco con su público. Solo con los temas Vamos pa’ la conga y Soy Feliz, el artista dejó un poco la formalidad para alentar al público mientras sus grupo de coristas alegraban la noche con un baile.
Tras un solo de saxo, los temas románticos volvieron a tomar el protagonismo. Le dedicó la canción Tan enamorados a todas aquellas parejas que alimentan su afecto día a día. En una noche de neblina que amenazaba con lluvia, Montaner recordó una de sus primeras presentaciones en Quito. Un concierto que inicialmente fue suspendido por un fuerte aguacero pero que terminó dándose ante la persistencia del público. “La lluvia de hoy no me preocupó nada porque Quito aguanta agua como loco”, fue el preludio para dedicarle a la capital el tema Déjame llorar.
Más de 15 canciones fueron parte de un repertorio de temas clásicos y nuevos que fue coreado y ovacionado por el público.
El puertorriqueño Elvis Crespo inició el show con Pegaíto Suavecito. Foto: Galo Paguay. / El Comercio
A las 24:30 fue el turno de Elvis Crespo, quien apareció en escena cobijado con un poncho y un gorro de lana. Temas como Pegaíto Suavecito, Píntame, Mi fracaso sonaban en la voz del intérprete puertorriqueño que desde un inicio se mantuvo atento a su público. Canciones como La noche, Bandida y Tu sonrisa inspiraban los mejores pasos de baile entre un público que disfrutaba de los ritmos tropicales.
Crespo buscó la forma de acercarse más a su público, y lo logró. Primero se encaramó sobre unos amplificadores a un costado del escenario. Luego bajó de la tarima con su cámara personal mientras repartía besos y estrechones de manos mientras cantaba entre un emocionado público. El puertorriqueño se despidió de Quito con la canción Suavemente.
La fiesta quiteña concluyó con los ritmos tropicales de la Orquesta Azuquito quienes interpretaron lo mejor de su repertorio frente a un público que venció el frío y el cansancio para celebrar las fiestas de fundación de la capital.