La mujer puruhá gana nuevos espacios

El mes pasado hubo un desfile de trajes típicos. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El mes pasado hubo un desfile de trajes típicos. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El mes pasado hubo un desfile de trajes típicos. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Los coloridos atuendos que visten las mujeres de las comunidades indígenas de Chimborazo son los protagonistas de las pasarelas andinas.

Los trajes se caracterizan por los vistosos bordados en las blusas y se diferencian entre sí, por el corte de la falda y la forma de usar el rebozo, que es distinta en los cuatro cantones indígenas de la provincia.

Los desfiles de moda y elecciones de reinas indígenas forman parte de las festividades de las parroquias y cantones de Chimborazo. Son parte de una estrategia emprendida por las juntas parroquiales y organizaciones privadas para motivar a los jóvenes a recuperar sus atuendos y visibilizar a la mujer puruhá.

La organización Ñusta Andina del Ecuador es una de las más activas en la coordinación de este tipo de eventos. La semana pasada, por ejemplo, iniciaron la promoción de un nuevo certamen de belleza en el que se designará a la nueva Ñusta Indígena del Ecuador, en Riobamba.

“Todas las chicas que deseen representar a sus nacionalidades pueden inscribirse. A diferencia de los concursos de belleza occidentales, no consideramos como requisitos su altura o peso”, cuenta Inti Daquilema, coordinador del concurso.

Sin embargo, sí exigen que las candidatas cuenten con el respaldo y auspicio de sus comunidades, que hablen su lengua materna y que vistan su atuendo originario durante las actividades fijadas en la agenda del concurso.

Las jóvenes muestran el atuendo que usan las comunidades de Chimborazo.

Según Daquilema, todo aquello es parte de la estrategia para motivar a las jóvenes a apropiarse más de sus prácticas culturales y a fortalecer su identidad. “Pero el rescate cultural no solo se da con las candidatas, sino con los jóvenes de sus comunidades que llegan a admirarlas y seguirlas”, afirma Daquilema.

Los desfiles de moda tienen un propósito similar: que los jóvenes se identifiquen con los trajes que miran en las pasarelas y se animen a usarlos. Durante las fiestas de Riobamba tres pasarelas andinas captaron la atención de decenas de jóvenes y adultos que acudieron como espectadores.

Uno de los más concurridos fue el que organizó Lilian Taday, Ñusta de la nación Puruhá. El evento contó con la presencia de 17 jóvenes reinas, sumak warmis y ñustas de varias comunidades de Chimborazo.

Las jóvenes lucieron los trajes tradicionales, heredados por sus madres y abuelas, trajes estilizados con transparencias, escotes y lentejuelas, y otros de gala inspirados en anacos y blusas originarias.

“Vivimos una nueva época donde el racismo es distinto al que vivieron nuestros padres y abuelos, que fueron esclavizados en las haciendas de los colonos, pero que sí existe”. Taday cree que pese a que las nuevas generaciones se rehúsan a vestir su traje originario o a hablar su idioma esa es una forma de racismo.

Para ella, una forma de combatir esta realidad es motivar a los jóvenes a volver a utilizar su vestimenta y debido al gran éxito de las pasarelas, la organización de desfiles de modas es una de las prioridades de su agenda.

Ella también promueve los concursos de belleza que involucran a las jóvenes indígenas. “El haber sido designada como Ñusta no tiene que ver con los atributos físicos, sino con el intelecto. Las ñustas son líderes juveniles y su responsabilidad es aportar al Sumak Kawsay de la gente”.

Uno de sus proyectos emblemáticos será la realización de un encuentro regional de líderes juveniles, donde hombres y mujeres de diversas etnias puedan exponer sus preocupaciones comunes, ideas y proyectos.

Suplementos digitales