Toreras en la arena popular para honrar a los santos

La torera de Salcedo espera con el capote al semoviente. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La torera de Salcedo espera con el capote al semoviente. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La torera de Salcedo espera con la muleta a la vaquilla. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Un grupo de mujeres desafía a las vaquillas en las fiestas taurinas populares que son parte de las celebraciones en honor a los santos de las comunidades o caseríos andinos.

Las toreras, provenientes de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo, llegan a los improvisados escenarios cargando maletas con capotes, banderillas o muletas.

Ellas se presentan en plazas abarrotadas, al son de la banda de pueblo y con un centenar de jóvenes dispuestos a socorrerlas.
Los principales festivales taurinos donde se demuestra sus destrezas son en las plazas de toros de San Gerardo (Riobamba), San Huambalito (Pelileo), Puñachasig (Quero), San Juan Bautista (Mocha), Niña María (Píllaro) y en el caserío San Pablo de la parroquia Santa Rosa, en Ambato.


En este último poblado se realiza por octavo año el concurso de las mujeres toreras. Este año se inscribieron 21 chicas en los denominados grupos Riobamba, Ambato, Amistad, Jofre, Salcedo, Chagra bonita y Amigas taurinas. Las ganadoras recibieron USD 200, el segundo lugar 100 y el tercero una colcha y un trofeo. 


En los entablados de la plaza de toros de la comunidad estaban copados por vecinos de los céntricos barrios de Ambato, caseríos cercanos y de comunidades de Chibuleo, Pilahuín y Kisapincha el pasado martes. 
Minutos antes de ingresar al ruedo se congregaron en diferentes sectores del escenario. Lucían nerviosas y ansiosas. De sus carteras sacaban labiales, sombras y pinturas. Otras se persignaban y tomaban agua de las botellas.

Dos integrantes del grupo Riobamba realizaron un lance al alimón en la plaza de toros de San Pablo. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO


María Chulco, Estefanía Toalombo y Diana Manobanda, oriundas de San Pablo, decidieron repasar los diferentes pases con el capote y la muleta en los exteriores de la iglesia. Las risas y recomendaciones de los amigos sobre cómo jugar con la vaquilla no se hicieron esperar. “Es la segunda vez que voy a torear en San Pablo. El año pasado me derribó la vaca por estar descuida y me descalificaron”, cuenta Chulco.

El animador de la banda de pueblo hace el último llamado para el paseíllo de las toreras. Los aficionados aplauden y los ayudantes de las ganaderías preparan a las reses. 
Al ritmo de Ambato tierra de flores, recorren la plaza y saludan con la mano derecha al público. El primer grupo en salir es el que lleva el nombre de la capital de Chimborazo.

Las chicas se dispersan y la vaquilla sale presurosa. Hacen algunos lances, verónicas y otras logran que pasen las reses por el capote. Los aplausos no se hacen esperar en la tarde calurosa. La riobambeña Alexandra Castañeda se para al frente del animal y comienza a gritarle ‘Aja vaca’, ‘aja vaca’.

El jurado calificó la destreza de las toreras en el ruedo. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Los ejemplares corren con dirección a ella y con un quiebre de cintura logra que pase el animal sin antes clavarle las banderillas. Sus compañeras le abrazan y siguen jugando con la muleta hasta que termine los cuatro minutos.
“Estas vacas no son mañosas porque no han sido llevadas a que jueguen en otros lugares. Estamos felices porque hemos logrado que los hombres nos den nuestro espacio en las plazas de toros y nosotras demostremos nuestras destrezas”, explica Castañeda.

El grupo Salcedo está conformado por Érika Estrella y las hermanas Daniela y Maribel Ortiz. Una camiseta blanca con el logotipo de la imagen de San Miguel Arcángel y el nombre del cantón de Cotopaxi las identifica. Daniela debutó como torera en la plaza de San Pablo.

Las chicas lograron clasificar a la final pero en la primera ronda no logró eludir a la vaquilla. El animal la tumbó al intentar hacer una verónica y le paso por encima. Los gritos de las mujeres no faltaron. 
Los organizadores de las festividades entregaron a las ganadoras los respectivos premios. El jurado calificador reconoció la habilidad con el capote y la muleta.
Además de su firmeza, decisión y frescura al momento de pararse en el ruedo y frente a la vaquilla.

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