Esta tarde “se cristalizó el proyecto” con el agasajo que se hizo para la entrega y colocación de las pelucas en las dos beneficiarias. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Lucía Brito y Gladys Molina se sentaron la tarde de este jueves 9 de marzo del 2017 frente a familiares, amigos y conocidos para que les colocaran su nueva cabellera. Se retiraron los pañuelos que les cubrían sus cabezas y, con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa en su rostro, recibieron las pelucas.
Para ellas este artículo no es solo algo estético, cuentan, sino que simboliza la esperanza de continuar con sus vidas. Ambas fueron diagnosticadas con cáncer al seno y, producto de sus tratamientos, poco a poco fueron perdiendo su pelo.
Lucía fue diagnosticada hace un año con esta enfermedad. El primer trauma fue empezar a perder el cabello a mechones, cuenta, después empezaron las sesiones de quimioterapia, una operación y la radioterapia que terminó el lunes 6 de marzo.
En diciembre del 2016, recuerda, vio en la televisión que promocionaban una campaña de donaciones de pelo en San Bartolo y decidió acudir, ya que su hija de ocho años quería ser donante. Al llegar, pidió a los organizadores si podía ser ella quien reciba el pelo de su pequeña y hoy se cumplió su deseo.
Carmen Bermeo, docente universitaria, es quien ideó esta campaña para recaudar cabello de forma gratuita. Su experiencia al haber tenido esta enfermedad la motivó a iniciar con este proyecto. Es por eso que el 22 y 23 de diciembre del 2016 realizó una jornada de donación en la facultad de medicina de la Universidad Central y en la Unidad de Policía Comunitaria de San Bartolo.
Para esto, contó con la ayuda de Bárbara Rosales, propietaria y directora del instituto Fashion Internacional, que aportó con su grupo de estudiantes para que cortaran el cabello a los voluntarios. También tuvo la colaboración de un local especializado en la creación de las pelucas que le ofreció aportar con la elaboración a precios más económicos.
Esta tarde “se cristalizó el proyecto” con el agasajo que se hizo para la pen las dos beneficiarias. Al evento acudieron los donadores de cabello. Uno de ellos fue Roberto Jácome, quien dejó crecer su pelo desde hace dos años hasta los hombros para poder ser uno de los voluntarios.
Jácome cuenta que cuando empezó con el proceso recibió el cuestionamiento de muchas personas, pero no le importaba, ya que su meta era clara. Tuvo que tener muchos cuidados con su cabello. Dejó de lado el champú con sal, no utilizaba secador y se recogía el cabello para que no se maltratara.
“Hubo momentos en los que me echaba para atrás”, admite, pero decidió continuar y hoy pudo conocer a quien portará sus mechones. En el momento de la entrega, ambas agradecieron el apoyo y a sus hijos que las miraban desde el público.
Bermeo espera poder continuar con esta iniciativa y en el futuro formar un banco de pelucas para ayudar a otras personas. Además, Lucía y Gladys se comprometieron a devolver sus nuevas cabelleras, cuando a ellas ya les empiece a crecer el cabello.