Mujeres afros fomentan la medicina ancestral

Emérita Ayoví, de la comunidad Santo Domingo de Ónzole, en el cantón Eloy Alfaro, impulsa la medicina ancestral. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

Emérita Ayoví, de la comunidad Santo Domingo de Ónzole, en el cantón Eloy Alfaro, impulsa la medicina ancestral. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

Emérita Ayoví, de la comunidad Santo Domingo de Ónzole, en el cantón Eloy Alfaro, impulsa la medicina ancestral. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO

Unas 50 mujeres de las comunidades del norte de Esmeraldas promueven el uso de la medicina ancestral entre la nueva generación, que poco conoce cómo sus ancestros utilizaban plantas para curar las dolencias.

El proceso empezó con la siembra de plantas como discansel, flor amarilla, espíritu santo, llantén, menta, ruda, sábila, hierva luisa... Las mujeres siembran en los patios de sus casas o en áreas donde no sean maltratadas por los animales.

Las mujeres de Santo Domingo de Ónzole, en el cantón Eloy Alfaro, se caracterizan por mantener viva esa tradición heredada de sus padres. “Nosotras siempre hemos cultivado nuestras plantas medicinales para la conservación de las mismas”, señala Emérita Ayoví, una de las participantes. Levin Oviedo, exconsultor de proyectos con grupos étnicos del norte, dice que al proceso del cuidado de plantas medicinales se han sumado las comunidades indígenas de la provincia, para aportar con sus saberes ancestrales.

En Esmeraldas un grupo de antropólogos como María Perea, Adison Güisamano y Jefferson Arroyo propuso la realización de un encuentro de los cultores de la medicina ancestral, con expositores de las mismas comunidades. Perea explica que esta sería una buena forma de integración cultural, en donde participen las nacionalidades Épera, Chachi, Awá y el pueblo afroesmeraldeño, y muestren su trabajo.

Los habitantes de la parroquia Bolívar, en Muisne, utilizan 23 tipos de plantas para curar el espanto, susto, mal de ojo, que son las principales causas de afectación en la salud de los niños. Pero hay otras 26 que son usadas para tratar mordeduras de serpientes.

Adison Güisamano cree que el aporte de los habitantes en el manejo de estas plantas será fundamental para el intercambio de experiencias.

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