Ohad Naharin ha logrado quizá una de las definiciones más perfectas de la danza. Parafraseándolo, dice algo más o menos así: Es un eco, porque a cada movimiento, al movimiento de mi mano, por ejemplo, siguen otros movimientos del cuerpo. Un eco. En oleadas bruscas o casi imperceptibles, pero ningún movimiento se queda sin consecuencias. Físicas y emocionales.
Al contarnos la vida de Naharin, considerado uno de los coreógrafos más importantes del mundo de la danza actualmente, Tomer Heymann abre la posibilidad de conocer a uno de los personajes más influyentes y enigmáticos de las artes contemporáneas que trabajan con el cuerpo.
La corporeidad del oficio de Naharin, que deviene en Mr. Gaga –como se entenderá a medida que avanza el documental– por el método acuñado por él que le permite un trabajo excepcional con cuerpos y mentes, se expresa de manera casi tangible en el filme. Los cuerpos, a veces convulsos, a veces fluidos, dan la sensación de poder ser casi tocados por el espectador.
Además de las imágenes filmadas por el propio Heymann a lo largo de siete años, en diferentes momentos de la vida de Ohad Naharin, que son de factura impecable, este documental tiene el mérito de contar con imágenes de archivo –de calidad varia– que le dan ritmo y textura a la narrativa y traslada al espectador a distintos hitos y aspectos de la trayectoria protagonista.
Y la combinación de voces en off sobre las interpretaciones de algunas de las coreografías del coreógrafo israelí funciona muy bien, pues aunque aparentemente inconexos, relato e imágenes están completamente relacionados por el lado conceptual.
La película se proyectó este jueves en Quito, en el marco de la segunda edición del ciclo La Fractura del Siglo que tendrá lugar hasta mañana, 29 de enero, en el Ochoymedio (aquí se puede consultar la programación de hoy y mañana). Se trató de un estreno, no oficial, para América Latina del documental de Heymann, posible únicamente en el contexto de esta cita cinematográfica que rememora e invita a reflexionar sobre el Holocausto.