El monumento Guayas y Kil se inaugurará este 23 de julio de 2016 en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.
Dos palmas de mano resaltan en su pecho. Éstas están rodeadas de figuras curvas que representan al mar. Este era un grabado habitual que en la cultura Manteño-Guancavilca representaba la jefatura de un hombre, que además tenía una gran habilidad en la caza, pesca y navegación.
Este tatuaje resalta en la figura del Cacique Guayas, quien en un imponente monumento de 32 metros, acompaña y abraza a su esposa Kil y a su hijo, que no tiene nombre pero representa al guayaquileño, en lo alto del distribuidor de tráfico de la avenida Pedro Menéndez Gilbert, cercano al punto de acceso a Guayaquil por el puente de la Unidad Nacional, desde el vecino cantón Samborondón.
La estructura de bronce, que pesa 90 toneladas, se inaugura hoy (20 de julio de 2016) y tiene por objetivo rescatar los orígenes de la urbe porteña y revivir la riqueza cultura prehispánica que se asentó en la zona baja de la Cuenca del Río Guayas y se extendió a Santa Elena y el sur de Manabí.
“Aquí nos faltaba un monumento a nuestro orígenes, Guayas y Kil son una leyenda que muy poca gente conoce. Un pueblo que no sabe de dónde viene, generalmente no sabe dónde está y peor a dónde va”, refirió el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, días atrás al justificar el erguimiento de la obra.
El escultor de este trabajo, Édgar Cevallos, comentó que los personajes del monumento, cuyo proceso de elaboración tardó cuatro años, recibieron facciones de los nativos costeños, que no las tenían los anteriores Guayas y Kil, que aún están a pocos metros.
Explicó que los originales tienen un fenotipo cuya apariencia es parecida al de los indios americanos, con características físicas nórdicas. Además, tienen vestimenta y accesorios que no eran comunes de la época, como el usar una pluma en la cabeza.
Tanto Guayas y Kil, en la nueva obra, tienen una especie de casco que cubre sus cabezas. Eso simboliza los tocados de algodón que usaban los aborígenes para protegerse del sol. Este detalle, añadió Cevallos, surge de piezas arqueológicas de la cultura.
Guayas viste un taparrabo y sostiene una lanza que representa el poder que ejercía como Cacique. Sus orejas están atravesadas por aretes gruesos. Sobre su cuello resalta también un collar de piedras y conchas.
Cevallos indicó que justamente era la concha Spondylus uno de los principales productos de exportación y comercio de los manteños-huancavilcas, pues fueron grandes navegantes que surcaron el océano hacia Centroamérica y el sur. Llegaron, dijo, a las costas de México, Perú y Chile.
Kil luce su pecho desnudo. Viste una chumbillina y un collar de piedras. En sus brazos está el niño que mira hacia el río Guayas, afluente que era vital en la cotidianidad de los aborígenes.
Junto a la pareja está un jaguar. Según Cevallos este animal aparece en casi todas las piezas arqueológicas encontradas. En el monumento la figura significa el coraje y valentía guerrera del guayaquileño.
Las representaciones están erguidas en una base que representa a la silla en forma de una ‘U’ en la que se sentaban los jefes de la cultura manteña-huancavilca. También hay dos relieves que cuentan parte de la leyenda del cacique y su mujer.
El director de Cultura del Municipio de Guayaquil e historiador, Melvin Hoyos, aseguró que la historia de Guayas y Kil es considerada una leyenda o cuento porque no tiene base histórica, pues apareció en 1930 con la obra ‘Tradiciones, leyendas, historias y Páginas de Guayaquil’.
El texto fue escrito por Gabriel Pino Roca y fue presentado en un concurso literario organizado por el Cabildo en ese entonces para que los escritores cuenten la historia de la urbe.
Sin embargo, Hoyos aseguró que la existencia del cacique es real, por lo que el monumento tiene validez al mezclar historia y leyenda sobre el origen del nombre Guayaquil.
Relata que cuando los españoles llegaron a la zona del río Guayas encontraron que la región se llamaba Huaillakil, que significa Tierra Fértil. Pero, anotó, los europeos descubrieron que ese nombre también lo tenían el cacique y el río que hoy es el Guayas.
Dijo que hay publicaciones que certifican aquello, entre otras, constan el compendio histórico de la provincia de Guayaquil que escribió el padre Jacinto Morán de Butrón en 1740 e Historia de Guayaquil de Francisco Campos Coello que se publicó en 1889.
Hoyos agregó que la Cultura Manteño-Huancavilca se fue perdieron en el siglo XVII tras vivir un “mestizaje gigantesco”.
Dice que el cuerpo fornido de Guayas, en el monumento, es por la forma que tomaban los huancavilcas por su trabajo en el área agrícola. Sus principales productos eran el maíz, la yuca, el plátano, el limón y la ciruela. Sus conocimientos en la agricultura estaban basados por la noción del tiempo, medido por el sol, la luna y las lluvias.
Datos
– Inauguración del monumento: Sábado 23 de julio a las 19:30.
– Se presentará una opereta con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, además participarán unos 120 cantantes.
– La obra es de bronce y pesa 90 toneladas