Montuvios de Quevedo crearon su museo de historia
Las piezas que conserva el museo son el resultado de donaciones de montuvios. Foto: Carlos Pérez para EL COMERCIO
El origen de las culturas que habitaron los territorios de la Costa del Ecuador, desde hace 500 años antes de Cristo, gana interés en la población montuvia del cantón Quevedo, en la provincia de Los Ríos.
Para conocer, por ejemplo, la historia de los protagonistas de las culturas Chorrera y Milagro-Quevedo, los grupos de montuvios de esas zonas reciben invitaciones para que visiten el museo municipal arqueológico de la ciudad.
Los propios pobladores, en años anteriores, hallaron las piezas de estos pueblos autóctonos en fincas y zonas apartadas de Quevedo. Se trata de 470 unidades elaboradas en barro y arcilla con forma antropomorfa, de vasijas, de cuencas, entre otras.
La particularidad de este lugar es que fue tomando forma gracias a los hallazgos de los mismos grupos montuvios que donaron una parte de las piezas para hacer realidad el museo, dice la responsable del centro, Margot Alcívar.
Como un agradecimiento a esta iniciativa, los responsables del museo realizan cada año un ejercicio de enseñanza a los donantes.
De esa forma los integrantes de este grupo étnico se interesan por el valor cultural que tienen esos vestigios y ayudan con nuevas donaciones.
El activista cultural de este pueblo, Carlos Garzón, dice que se pone más énfasis en las culturas Chorrera y Milagro-Quevedo porque sus orígenes tienen sus cimientos en el cantón.
En las jornadas de enseñanza se evoca el descubrimiento del historiador Emilio Estrada Ycaza, a quien se le atribuye los hallazgos del trabajo alfarero de la cultura Milagro-Quevedo.
Garzón dice que Estrada Ycaza encontró en sus expediciones piezas con acabados estilizados, pulidos y de mejor elaboración.
Carlos Coro se autodefine como montuvio y en el 2013 fue registrado como donante de una estatuilla antropomorfa que halló en una finca de propiedad de sus padres.
Desde entonces la pieza se exhibe en una de las vitrinas del museo. Ahora Coro sabe que se trata de una figura de la cultura Chorrera (1200 –500 años antes de Cristo). Tiene 40 centímetros de altura y su estructura fue compactada por sus creadores en dos mitades.
La frontal es el resultado de un trabajo en molde y tiene un cabeza en forma de casco, con ojos prominentes y rasgados, según la leyenda escrita en un anexo de la pieza. De la cultura Milagro-Quevedo hay una infinidad de piezas.
Las que más destacan son las denominadas boleadoras, mazos, hachas y piedras líticas. Santiago Ojeda donó un objeto redondo en forma de bola que en principio le llamó la atención por su composición de barro.
Luego de entregarla al museo comprendió que se trata de una pieza denominada boleadora que se usaba para la guerra y la caza. Su estructura es de piedra y se llevaban en envolturas de pieles de animales.