Un montaje del ballet Don Quijote conmemora a Cervantes en Guayaquil

La Orquesta Sinfónica de Guayaquil y 30 bailarines ponen escena el ballet Don Quijote, inspirado en la clásica novela de Miguel de Cervantes, del que se conmemora 400 años de su fallecimiento.

El ballet, estrenado en Moscú (Rusia) en 1869, está basado en el capítulo XIX de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, las ‘bodas de Camacho’ (Gamacho en el ballet), episodio que relata el romance entre el barbero Basilio y la joven Quiteria (Kitri, en la pieza escénica).

Don Quijote estará en escena entre el 23 y el 26 de junio en el sala principal del Sánchez Aguilar, teatro del gran Guayaquil ubicado en el sector de La Puntilla (Samborondón).

Jéssica Abouganem, directora de la obra y bailarina principal, cuenta que en los amoríos se interpone Gamacho, el rico del pueblo, con quien los padres de Kitri la quieren casar. Don Quijote intervendrá en defensa del amor verdadero.

“El ballet tiene un punto cómico, jocoso, es muy alegre y animado musicalmente. Con todos estos tonos españoles, muy propios de la cultura ibérica, con castañuelas, palmas y toreros bailando con sus capas”, dice Abouganem, panameña de 31 años, quien reside hace cinco en Ecuador, y quien encarna a Kitri.

Las piezas de carácter que llevan taconeo se las baila con zapatos de ballet. El bailarín estadounidense Max Foster interpretará a Basilio.

Jordan Klitzke (Don Quijote), Ramón Zambrano (Sancho Panza), Ma. Clara Ambrossini (Mercedes), Juan Carlos González (Lorenzo), Gean Lee Panchi (torero principal) y Peter Ronquillo (Gamacho), hacen parte del elenco.

Abouganem dice que dirigir y bailar en la obra ha resultado extenuante, pero producir ballet es la única forma en Guayaquil de poder bailar a nivel profesional y de brindarles a los bailarines locales la oportunidad de representar.

“Hay mucho talento, muchas academias formando artistas, dos universidades ofreciendo la carrera de danza y cuando terminan toda su preparación no tienen donde bailar. Y terminan en la docencia o renunciado a la carrera”, indicó la directora general de la obra.

La dirección coreográfica esta a cargo del servio Sasa Adamovic, que trabajó a partir del libreto y la coreografía original de Marius Petisa. Mientras que la dirección musical recae en el armenio David Harutyunyan, el director de la Sinfónica de Guayaquil, que despliega la música de Ludwig Minkus.

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