Modelos profesionales visten las artesanías de Pulinguí
Varias de las integrantes de la Asociación durante el lanzamiento del proyecto.
Un desfile y una sesión fotográfica con un staff de 12 modelos, maquillistas y fotógrafos marcaron el inicio de una nueva época para las artesanas de Pulinguí. Ellas esperan que sus productos sean adquiridos por los amantes de la moda y no solo por los turistas que buscan un souvenir.
Chalecos tejidos, abrigos, chales, bufandas y toda una variedad de diseños manufacturados en esa comunidad, situada en las faldas del volcán Chimborazo, se lucen en un catálogo que ya se exhibe en las redes sociales y en el estand de la organización, que funciona en la Plaza Artesanal del Tren, en el centro de Riobamba.
Las prendas cuestan entre USD 5 y 60. Las únicas materias primas son las fibras de alpacas que se crían en la comunidad y el talento que las mujeres de la asociación rescataron de sus ancestros. Además, aprendieron nuevas técnicas para agregar valor y calidad a sus creaciones.
La idea de exhibir los tejidos en una pasarela nació de Mercedes Haro, otra artesana de la Plaza del Tren. “Veía que sus creaciones eran hermosas y que necesitaban más difusión para llegar a nuevos mercados”. Ella organizó la sesión fotográfica. El lanzamiento se realizó en noviembre en la Estación del Tren y las fotos se tomaron en varios sitios emblemáticos de Riobamba.
La organización está integrada por 72 mujeres. Sus artesanías tienen aceptación entre los turistas y de quienes gustan del estilo étnico, pues también hacen bolsos y carteras con fibras de cabuya, chalinas, bufandas, gorros y guantes con lana de alpaca y borrego.
Sus creaciones también se ofertan en todas las ferias artesanales de Riobamba, en la sala de exhibiciones del centro comunitario de Pulinguí y esporádicamente, también acuden a ferias artesanales de Quito, Ambato y Cuenca.
La meta es enviar sus prendas al extranjero, donde la lana de alpaca es buscada por su textura y cualidades térmicas. Para lograrlo se capacitan una vez a la semana en su centro comunitario. “Soñamos con ser empresarias. Ganamos poco con la venta de las prendas, pero estamos mejorando nuestro trabajo”, cuenta la presidenta, Escolástica Guzmán.