Misión espacial Nuevos Horizontes tendrá su máximo acercamiento con el planeta, el 14 de julio. Foto: Wikicommons.
El 19 de enero del 2006, la misión Nuevos Horizontes, de la NASA, despegó desde Cabo Cañaveral (EE. UU.) con el propósito de alcanzar el planeta más lejano de nuestro sistema solar. Para entonces, era Plutón, como decían los libros de la época y los textos de décadas anteriores.
Cuando se desplegó del cohete, un Atlas V-551, llegó a la Luna en nueve horas. Se estima que la velocidad a la que viajaba era de casi 14 kilómetros por segundo.
Su travesía, hacia los confines del Sistema Solar, había obligado a los científicos a emplear una fuente de energía alterna a la solar, pues a la distancia la luz que recibiría sería muy tenue. Se usaron entonces generadores termonucleares isotópicos, que obtienen su energía por la que es la liberada tras la desintegración radiactiva de ciertos elementos.
Ver de cerca a Plutón se planeó para estudiar su estructura y analizar la composición de su superficie y su atmósfera. Nada ha cambiado desde que, en agosto del 2006, cerca de 2 500 científicos, en la reunión de la Unión Astronómica Internacional, convocada en Praga (República Checa), definieran que ya no serían nueve los planetas de nuestro sistema solar sino ocho.
Plutón, un cuerpo de unos 2 300 kilómetros de diámetro, pasó entonces a la lista de planetas enanos. Fue descubierto por el estadounidense Clyde Tombaugh, en 1930. Este granjero, amante de la astronomía, casi que se obsesionó con lograr un hallazgo planetario. Su historia es un ejemplo de persistencia: pasó años en ello y, casi a punto de desistir, su esposa lo convenció de no tirar la toalla. Esa noche, lo encontró.
Con esa nueva condición de planeta enano, los aportes se ampliarán, pues surgirán datos clave sobre la formación planetaria.
La científica colombiana Adriana Ocampo Uria, ejecutiva del programa a cargo de la misión Nuevos Horizontes, cuenta que primero se pensaba que Plutón era una esfera de hielo.
“Nos sorprendió porque tiene un núcleo rocoso, además de una superficie sólida y atmósfera. Sabemos que hay hielo en forma de agua y material silícico, es decir, rocas como en la Tierra. Eso nos intrigó porque cómo puede ser que la molécula del agua puede sobrevivir a esa distancia”, señala.
Vendrán sorpresas
El próximo 14 de julio, la nave Nuevos Horizontes alcanzará su máximo acercamiento con Plutón. Ese día –explica Ocampo– sobrevolará la superficie a unos 10 000 kilómetros. “Esto, a menos que se descubra un anillo o un sistema mucho más complejo”, aclara la científica colombiana.
No se sabe qué sorpresas vendrán, pero seguro las habrá. Pensando en esto, a unos 40 días de la fecha se empezarán a tomar imágenes diarias del sistema.
“Cuando se lanzó la misión solo se conocía la luna más grande, Caronte, y después se descubrió una más, y ya vamos en cinco. Si algo ocurre, tenemos un plan para cambiar la trayectoria y lograr que la nave sobreviva”, apunta Ocampo.
Para definir el ‘plan B’, se tendrán entre siete días y dos semanas antes del máximo acercamiento. No pondrán en juego una misión que lleva más de nueve años de viaje, que ha superado los 4 000 millones de kilómetros y a la que han destinado poco menos de USD 1 000 millones. La decisión la tendrá el administrador asociado de la Nasa, John Grunsfeld.
“Sabemos que Plutón nos va a sorprender. Nunca antes la humanidad ha ido tan lejos a este tipo de cuerpo dentro del cinturón de Kuiper”, resalta Ocampo.
Lo que sí está claro es que entre los primeros datos que se envíen a Tierra, que tardarán en llegar cerca de seis horas, habrá imágenes. El instrumento designado para esto –entre los siete que lleva– es Lorri.
Incluso –añade Ocampo– está siendo utilizada para navegar, sacando provecho de su alta resolución. “La imagen que queremos es de metros, muy cerca. Dejará de ser un simple punto. Tal vez, hasta lagos encontremos, no sabemos”, dice la científica colombiana.
Una característica particular de esta misión es que es la primera que lleva un instrumento diseñado y construido por estudiantes. Se llama Student Dust Counter (‘contador de polvo’) y recauda el perfil del polvo cósmico de la Tierra hasta afuera de nuestro sistema solar. “Estamos aprendiendo que el polvo cósmico juega un papel muy importante porque es lo más abundante en el espacio”, aclara Ocampo.
No todo terminará el 14 de julio. Con la ayuda del telescopio Hubble, Nuevos Horizontes avanzará para observar uno o dos objetos más en el cinturón de Kuiper. Se estima que en agosto de este año se reorientará su rumbo. Una vez pase el cinturón de Kuiper y la nube de Oort –explica Ocampo–, seguirá más allá del sistema solar, como ya lo lograron las misiones Pioneer y Voyager.
Los generadores termonucleares, que abastecen de energía a la nave, no preocupan, ya que pueden durar cientos de años. El límite está en la capacidad que tenemos de recibir la señal, lo que al final definirá la vida de Nuevos Horizontes.