En el Teatro Bolívar, el exvocalista y líder de la banda española Duncan Dhu, Mikel Erentxun dio un concierto la noche del 3 de junio del 2016. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
En el Teatro Bolívar estaban –únicamente- los que eran 100 por ciento fanáticos del artista. No estaban llenos todos los espacios, pero el ambiente sí estaba cargado de expectativa y emoción por escuchar al exvocalista y líder de la banda española Duncan Dhu, Mikel Erentxun.
La tercera llamada inició a las 22:00 e inmediatamente Mikel arrancó con canciones de su última producción, a ritmo de folk y country su guitarra electro- acústica, con cuerdas de acero, dejaba escuchar la firmeza con la que el vasco pulsa sus acordes y la claridad del sonido que emana es producto de muchos años de ensayar en búsqueda de un sonido propio, único.
A los pocos minutos de iniciado el concierto, “A tientas” –uno de sus grandes éxitos– levantó a la gente de sus asientos para corear la canción.
En la cuarta canción una de las cuerdas de su guitarra se rompió, inmediatamente tomó otra y continuó sin perder tiempo.
La banda que lo acompañó es una formación básica: batería, bajo y guitarra líder, con Mikel se cierra el cuarteto. A pesar de tener 30 años de carrera musical, la voz está intacta. Una tras otra las canciones fluyen de su garganta, y en complicidad con el público los lleva a recorrer amores en París, en Madrid, en la campiña, cartas de amor y luego a bailar.
Mikel se apoderó del escenario. Dirigió la agrupación logrando matizar el sonido y su voz; y marcando el ritmo desde su instrumento completando 15 canciones, todas escritas y compuestas por él.
Se despidió, pero ante la insistencia de sus fanáticos, regresó al escenario para cantar solo con su guitarra en mano, y retroceder décadas en el tiempo con su canción “Pensar en ti”. Uno a uno los músicos regresan a sus posiciones y transforman esa aparente simplicidad de sus canciones en un sonido potente que llega a todos los rincones del teatro. Fue evidente la búsqueda del cantautor por componer en base los principios del rock and roll de los años 60 con sus propias letras, con sus propias historias.
Luego de hora y media de música arrancó en Mi menor un rasgado fuerte y marcado de su guitarra, para dar inicio a su mayor éxito de todos los tiempos: En algún lugar.
Los coros y los estribillos fueron cantados por el auditorio, la gente se abrazaba, cantaba a una sola voz, dando la apariencia de que cantaban entre conocidos, con un viejo amigo, que cantaba desde hace muchos años y que por primera vez llegaba a Quito. Es que “no hay camino que llegue hasta aquí y luego pretenda salir”, y en verdad Mikel la noche de ayer se quedó en Quito.