León Larregui, vocalista de la agrupación mexicana Zoé. Foto: Julio Estrella / EL COMERICIO
Light it up de la banda ecuatoriana Esto es Eso fue el tema que cerró una larga noche de concierto en el ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Tras una larga espera y un cambio en el orden de las intervenciones musicales, el grupo ecuatoriano interpretó tres de sus más conocidos temas ante un reducido grupo de personas que se quedó hasta la medianoche para disfrutar de la música de la banda local luego de la presentación de los mexicanos Zoé.
Personal del equipo técnico se paseaba por el escenario recogiendo cables, aparatos y elementos de escenografía mientras la banda ‘telonera’ interpretaba sus temas.
Un problema técnico fue lo que habría producido un cambio en el orden de presentaciones. Al menos así lo dio a conocer León Larregui, líder de la agrupación mexicana, cuando apareció en el escenario casi una hora y media después de lo previsto. “Hola Quito. Tuvimos muchos problemas técnicos. Estuvimos así de cancelar –haciendo un gesto diminutivo con la mano-, pero lo logramos”.
La impaciencia del público que abarrotó el escenario capitalino fue menguando conforme las canciones de su nueva producción discográfica, ‘Programaton’, se intercalaban entre otros temas de su ya conocida discografía.
Temas como No hay dolor, 2013, Fin de semana, Vía láctea, Miel, Cámara lenta sonaban uno tras otro casi sin pausas. Los momentos de mayor euforia llegaron con los acordes y versos de Nada, Poli, Labios Rotos y Soñé. Canciones que fueron marcando las escalas en un viaje galáctico de sonidos siderales muy bien ejecutados por la banda mexicana que este viernes ofrecerá un segundo concierto en el Club Nacional de Guayaquil, a las 19:00.
La primera camiseta de la selección de fútbol aterrizaba en el escenario cuando ‘Leo’ se enfundaba la guitarra para tocar Últimos días. No fue el único instrumento con el que acompañó algunas de sus canciones. Pandereta, armónica, guitarra acústica también pasaron por sus manos.
El diseño de iluminación se sincronizaba bien con el ritmo y las proyecciones psicodélicas que se alternaban en las pantallas de una discreta escenografía. Una seguidilla de 18 temas habían pasado cuando la banda se despidió del público quiteño para regresar al escenario luego de un par de minutos y ofrecer una última ronda de cinco temas con los que el público quedó satisfecho.