La curandera María Carolina Inlango utiliza sus menjurjes, hechos con las yerbas de su huerta, con quienes la consultan. Foto: José Mafla /EL COMERCIO
La partera y curandera María Carolina Inlango tiene una botica propia en la huerta de su casa. En la parcela, que tiene un área de 200 m2, cultiva matas de escancel, tigresillo, valeriana, ajenjo, romerillo… que emplea para aliviar diferentes dolencias.
Con un tono de orgullo, Inlango indica que posee 120 plantas de todo tamaño y que todas tienen propiedades curativas. La mujer kichwa kayambi lleva 28 de sus 47 años trabajando con estas hierbas y ritos indígenas.
En la comunidad de La Florencia, en el norte de Cayambe, Inlango es conocida por auxiliar a parturientas y por aliviar a los enfermos.
El escancel sirve para contrarrestar la fiebre y el dolor de cabeza, el tigresillo para combatir el dolor estomacal, la valeriana para apaciguar los problemas del corazón. La curandera conserva casi intactas en su memoria las recetas que le enseñaron a preparar su madre Julia, y su tía Juana Pujota.
Ilango es una de las 72 parteras y promotores de salud que han sido identificadas en este cantón, famoso por la elaboración de bocadillos culinarios, como el queso de hoja y los bizcochos, y por el cultivo de las rosas.
La Confederación del Pueblo Kayambi, que aglutina a 135 comunidades, busca fortalecer los conocimientos y saberes de parteras, yáchags, curanderos, sobadores, entre otros, que prestan servicios, especialmente, en parcialidades originarias.
Por eso, durante el Primer Encuentro de Salud Ancestral, realizado el 27 de noviembre pasado, se congregó a estos guardianes. El objetivo de la cita fue fortalecer las capacidades de la medicina ancestral en las comunidades, explica Agustín Cachipuendo, líder de la Confederación. Sin embargo, el trabajo para fomentar estas prácticas ancestrales no es nuevo en la jurisdicción.
Desde hace 28 años, la Casa Campesina Cayambe mantiene un vínculo de colaboración con comadronas y promotores de salud. Se trata de una iniciativa para integrar los conocimientos de los sabios kichwas, que en muchos casos han sido heredados, con los de la medicina occidental, explica Carmen Cadena, directora de la Clínica Maternidad Mitad del Mundo.
Este centro de salud, que funciona desde hace 15 años, nació por pedido de las comunidades para que sea un punto de referencia de mujeres con complicaciones para dar a luz. El año pasado atendió a 600 mujeres embarazadas.
“El rol de las parteras ha cambiado mucho. Siguen siendo lideresas y realizan los chequeos prenatales, pero ya no atienden partos en la comunidad”, señala Cadena.
En la Casa Campesina también se ofrecen talleres para estos servidores comunitarios. Una vez al mes, se reúnen para compartir las nuevas experiencias, explica María Carolina Inlango. La idea es reforzar los conocimientos con la práctica.
A esta tarea también se ha sumado el Ministerio de Salud Pública del Ecuador. En el 2010, en el Hospital Raúl Maldonado, de Cayambe, se implementó el componente intercultural en las rutinas dentro de las salas de parto.
Wendy Campoverde, directora del Distrito de Salud Cayambe-Pedro Moncayo, asegura que cada madre puede elegir si da a luz en cuclillas, arrodillada o sentada. También decide sobre qué familiar le acompaña. “El dar a luz es un ritual sagrado y una fiesta familiar”, considera.
En este mes, esta institución incorporará a 18 técnicos de atención primaria de salud. Se trata de indígenas kayambis, que recibieron capacitación en varios temas, que se sumarán a la promoción de la salud comunitaria.