Nadie se prostituye por un cigarrillo ni por una copa de licor. Aunque los daños de estos componentes químicos son fulminantes, en la mayoría de los casos no generan disfunción social, pues la legalidad del alcohol y del tabaco impide la degradación del consumidor. Así lo afirma Carolina Bustos, psicóloga clínica del centro de adicciones Dejando Huella.
El escenario se modifica cuando la droga es ilegal. El consumo crónico o la adicción a la marihuana sí potencializa comportamientos de violencia y alteraciones conductuales.
Aunque el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas del Ecuador (Consep) no cuenta con cifras actualizadas sobre el consumo de esta planta en el país, en el Informe Mundial sobre Drogas 2012 de la Organización de las Naciones Unidas se detalló que la marihuana es la sustancia ilícita más utilizada en el mundo.
Sus efectos psicoactivos se producen por los denominados cannabinoides, compuestos químicos que solamente se encuentran en la planta de la marihuana.
Bustos explica que estos compuestos reaccionan en todas las células del organismo reduciendo la capacidad de producir moléculas eje, las cuales permiten la funcionalidad en el individuo.
Alexandra Delgado, directora nacional de control de la demanda del Consep, explica que no es fácil definir los daños de la marihuana, pues depende de la relación individual entre el sujeto y la droga. Sin embargo, según ella, el mayor efecto que produce su consumo es el aislamiento social. El consumo crónico o adicción entre el individuo y la droga limita la vida social, laboral y estudiantil .
Bustos explica que al consumirla el sistema nervioso se deprime y por eso los músculos se relajan. La psicóloga Carolina Espinosa, directora del centro de psicoterapéutico Ansuz, dice que el uso de marihuana afecta directamente al sistema central del cerebro: la pérdida de neuronas y de memoria es inevitable.
Javier Castillo, psicólogo de la Fundación Remar, indica que el consumo de marihuana sí puede originar el desarrollo cancerígeno de las células . “No se puede decir que una droga específica daña un parte del organismo, pero el consumo de la planta sí causa trastornos psíquicos y de conducta que degradan a la persona y le generan dependencia”.
Bustos añade que el problema se agrava cuando las personas no están conscientes de su adicción, la cual no solo se establece por la composición química de la marihuana, sino que se crea dependiendo del contexto social, familiar y educacional del individuo.
Para Espinosa, el consumo y la adicción parten de una construcción de identidad. La psicóloga detalla que el consumo llena déficits emocionales. Por eso la frecuencia y la cantidad de consumo son relativos. Sea cual sea la dosis, el uso es dañino , dice Castillo.
El problema se agrava con el microtráfico de la planta porque lo que se expende no siempre es marihuana en estado natural sino prensada. Es decir, mezclada con otros elementos químicos más potentes como el cemento de contacto, una sustancia química que, según Bustos, llega al cerebro y acaba con el funcionamiento del organismo rápidamente.
Justamente ahí se crea el debate sobre el consumo de una planta natural y de una sustancia que en realidad es química. Aunque en el Ecuador no hay estudios de tratamientos terapéuticos con marihuana y su consumo medicinal está prohibido, Espinosa dice que la infusión de la hierba sirve como tranquilizante y ha sido usada para terapias paliativas de dolor en enfermedades terminales.
Castillo precisa que si el consumo es llevado médicamente, puede ayudar a la persona; pero, como es ilegal, la administración de la dosis corre por cuente del usuario, lo cual es peligroso.
Para Alexandra Delgado, los beneficios reales o imaginarios son hallados por los propios consumidores. Por eso no solo se trata de legalizar el consumo como en otros países, sino de crear políticas de acompañamiento.
Delgado recalca que la legalización del uso de la marihuana evitaría violencia social y se podría romper con la presencia de los grandes traficantes.
Frente a la posible legalización, Castillo insiste en la necesidad de crear campañas de información y de prevención contra la droga.
Datos curiosos sobre el cannabis
En el 2003 se encontró en China un canasto de cuero con hojas y semillas de cannabis, de unos 2 800 años de antigüedad.
Un estudio del South African Journal of Science reveló que las pipas de Shakespeare contenían restos de cannabis.
Más de la mitad del TCH se pierde con el humo. Así, la dosis inhalada se reduce a unos 10 miligramos, aproximadamente.
La tolerancia a la marihuana se logra tras la ingestión continua de grandes cantidades.