El uso de la marihuana con fines terapéuticos gana más espacio en Estados Unidos.
El Consejo de Washington aprobó por unanimidad una iniciativa que autoriza el uso de la marihuana con fines medicinales, con lo que el Distrito de Columbia, donde está Washington DC, se alista para sumarse a 14 estados estadounidenses donde ya rige esa Ley.
La norma deberá ser firmada por el alcalde Adrian Fenty, quien apoya la decisión, y luego pasará a revisión del Congreso antes de que entre en vigor.
“La Ley no permite el cultivo personal” de marihuana, aclaró Mike Menon, miembro de un grupo de cabildeo.
Como en la mayoría de los estados de EE.UU. donde ya es legal, la Ley permitirá a los doctores recomendar el uso de la sustancia a pacientes que sufran de ciertas enfermedades crónicas, entre ellas el sida, el glaucoma, la esclerosis múltiple y el cáncer.
El diario The Washington Post informó en su página web que esos pacientes podrán aumentar el consumo a cuatro onzas durante un mes por razones médicas.
Inicialmente, la normativa no otorga al paciente el derecho de cultivar su propia marihuana, lo que sí sucede en otros estados. Aún así, establece una comisión que se encargará de resolver este tema en el futuro.
En otras palabras, los pacientes tendrán que obtener la droga de manera ilegal o a través de tiendas (se establecerán ocho en Washington), que serán reguladas por el Gobierno.
La decisión del Consejo de Washington calienta aún más el debate sobre la guerra contra las drogas y el controvertido concepto de la “descriminalización”.
Dado que el uso y venta de la droga es un crimen federal que se castiga hasta con cárcel, la Ley de Washington, al igual que las disposiciones en los otros 14 estados, plantea un conflicto entre leyes federales y locales.
La entrada de la marihuana en Washington coincide con un nuevo movimiento que se orquesta en California, primer estado que la consideró legal.
Un grupo importante de californianos empuja una iniciativa que se considerará en las elecciones legislativas y que volvería legal el uso de la marihuana para fines recreativos. Asimismo, despenalizaría el tráfico y la producción de la sustancia, que pagaría impuestos de venta como cualquier otro producto agrícola.